Un taller de reinserción social gestionado por Cáritas. | Xisco Fuster

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El año pasado el Govern y el Consell de Mallorca aportaron a Cáritas unos 600.000 euros, un 40 % menos que en 2011, a pesar de que la entidad benéfica de la Iglesia atendió a casi 9.500 personas en graves dificultades en un contexto de «debilitamiento del Estado del bienestar» que fragmenta la sociedad.

«Volvemos muy atrás en cuanto a la calidad de atención a las personas» necesitadas por parte de las instituciones públicas responsables, ha denunciado la secretaria general de Cáritas Mallorca, Margalida Ruitort, que ha descrito un panorama de «difícil retorno» en el que su organización no da abasto para atender la creciente demanda de ayuda.

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Ruitort, que ha presentado la memoria anual de la organización católica, ha subrayado que la crisis económica y la respuesta a ella de las instituciones políticas están generando un incremento del paro, «más restricciones para acceder a ayudas públicas», el agotamiento «del cojín económico de las familias», el desencanto de los jóvenes que ven imposible su acceso al mercado laboral, el crecimiento de la población infantil en riesgo de exclusión y la multiplicación de las dolencias mentales, entre otros problemas.

Frente a ello, con un presupuesto de 3,2 millones de euros, el año pasado Cáritas prestó ayuda para el mantenimiento de la vivienda a 573 familias, una demanda que creció un 22 % y un 36 % en términos cuantitativos, aunque el 41 % de los fondos para ayudas directas los destinó a la compra de alimentos y productos de higiene básicos, una partida en la que no se contabilizan las aportaciones en especie de productos no perecederos que se reparten desde las parroquias.