El yate ‘Fortuna’, en dique seco para ser sometido a una revisión rutinaria en la base naval de Portopí. | Joan Torres

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No está claro. El futuro del Fortuna no está en manos del Gobierno, al menos en los términos que se ha querido dar a entender desde un primer momento. Expertos juristas consultados advierten que, atendiendo a la fórmula utilizada por la Fundació Turística i Cultural de les Illes Balears para la cesión de la embarcación al Patrimonio Nacional, «hay una causa de reversión». En ello coinciden Miquel Masot y Miquel Coca, que fueron consultados ayer sobre este extremo.

La razón de este planteamiento radica, precisamente, en los términos del acta que se firmó a bordo del Fortuna el 19 de junio del año 2000, atracado en la dársena de Portopí. La Fundació Turística i Cultural –integrada por el Govern, diversas entidades y una treintena de empresarios– hizo en ese momento «donación modal y finalista para uso exlusivo de la Familia Real y el Rey» del yate que el día antes había llegado a Palma procedente de los astilleros Bazán, en Cádiz.

Patronos molestos

Aunque ninguno de los patronos consultados cuestiona la oportunidad y el fondo de la decisión del Rey de renunciar al uso y disfrute de una embarcación como el Fortuna, lo cierto es que las formas que se han utilizado por parte de Patrimonio Nacional no han sido del agrado de todos los patronos ya que eran partidario de una fórmula, en todo caso, pactada.

De hecho, las mismas fuentes indican que en las próximas semanas se forzará la convocatoria de una reunión de todos los integrantes de la Fundació para tomar una decisión en firme sobre si se reclama la reversión del Fortuna –cuya venta permitiría recuperar los fondos aportados tanto por el Govern como los los empresarios y entidades– o si, por el contrario se renuncia a la reclamación.

Decisión forzada

En el seno de la Fundació se tiene la impresión de que la renuncia al uso del Fortuna por parte del Rey ha sido forzada desde el Gobierno, por medio de Patrimonio Nacional.

La medida podría formar parte de una estrategia destinada a recuperar la imagen de la Monarquía, muy deteriorada en los últimos meses con los asuntos judiciales en los que están involucrados los duques de Palma, además de circunstancias colaterales en las que se ha visto involucrado el propio Rey.

En el transcurso de las próximas semanas se procederá a retirar todos los objetos personales de la Familia Real que se encontraban en el interior del Fortuna a la espera de que se tome una decisión sobre su futuro.