Catalina Soler, consellera insular de Medi Ambient, esta mañana en el pleno de Consell de Mallorca. | Teresa Ayuga

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La consellera insular de Medi Ambient, Catalina Soler, anunció ayer, por sorpresa, que el Consell de Mallorca había decidido paralizar la importación de residuos de Sabadell y que cuando estuviera definitivamente aprobada la renegociación del convenio con Tirme, que el pleno de la institución aprobó de forma inicial, podría reanudarse la importación de basura, aunque con origen en otros destinos, posiblemente Irlanda o Italia.

Soler no hizo este anuncio en el pleno, ante el que intervino en dos ocasiones, sino a los medios informativos y en el zaguán del Consell. La consellera socialista Mercedes Garrido, que le había preguntado por este asunto, asistió en directo a las explicaciones ya que en ese momento también había salido del salón de sesiones.

Soler apuntó varias razones pero la primera que citó es que no les «salen las cuentas».

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Primas a renovables

Visiblemente molesta tras el debate que se había celebrado antes para acordar el cambio del contrato con Tirme (los servicios jurídicos le habían advertido que era necesario pese a que hace hace un mes comenzó la importación de residuos de Sabadell), Soler dijo que ya no vendrán más barcos de Sabadell, que hasta ahora habían transportado unas 1.085 toneladas. Dijo que ello era debido a los costes de insularidad que representa el transporte, de los cuales asume una parte Tirme, y a que han bajado las primas por energías renovables que aportaba el Gobierno central. «No nos salen las cuentas y los ingresos no son los previstos», insistió. El primer cargamento llegó a Mallorca el pasado 11 de enero.

La consellera recordó que tras la modificación del contrato, éste se someterá a información pública y se presentarán alegaciones. La consellera dijo que era mejor suspenderlo hasta que estuviera en vigor. Es lo que reclamaba el PSIB.

Según Soler, cuando Tugores (Iniciativaverds) era consellera de Medi Ambient, viajó a Colombia para ‘vender’ las bondades del sistema de incineración. «Y el viaje costó 3.500 euros», precisó.