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El obispo de Mallorca, Javier Salinas, ha expresado su sorpresa ante la renuncia del papa Benedicto XVI, que ha recibido con tristeza porque esta decisión priva a los católicos «de un padre cercano y de brillante magisterio» y con la confianza de que «su meditada voluntad es un bien para la Iglesia».

Según explica Salinas en un comunicado, las palabras del papa que ha dirigido hoy al consistorio «son expresión de la lucidez y sabiduría que han caracterizado el ministerio de Benedicto XVI, al tiempo que son signo de humildad y sencillez».

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«Demuestra con su renuncia que se considera un servidor de la viña del Señor, tarea que por edad avanzada no se ve capacitado para llevar adelante», precisa Salinas.

El testimonio y la decisión del papa son un aliciente para Salina, para vivir su ministerio «en clave de servicio a la Santa Madre Iglesia».

«Mi palabra es de agradecimiento filial a quien hasta el día 28 de febrero será el guía de nuestra Iglesia en tiempos muy intensos y difíciles», concluye