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Las actuaciones incívicas de algunos ciudadanos las tienen que pagar todos los palmesanos; exactamente, en 2012 el Ajuntament de Palma gastó más de 3,2 millones de euros por culpa del incivismo. En concreto, el departamento de Recogida de Emaya calcula que el pasado año destinó 1.009.471 a vehículos y brigadas específicas para la recogida de las bolsas de basura abandonadas en la vía pública y a la reposición de contenedores que fueron dañados o incendiados.

Por su parte, el departamento de Limpieza de Emaya estima que los costes extraordinarios ocasionados por el incivismo ascienden a 1.677.459 euros. Exactamente 1.166.928 euros se destinaron a la recogida de trastos en la vía pública, 218.799 euros a limpiar pintadas y carteles, 145.866 euros a limpiar solares utilizados como vertederos y 145.866 euros más para las reposiciones de papeleras quemadas o dañadas.

Controladores medioambientales

Desde Emaya explicaron que «estos costes extraordinarios hacen necesaria la figura de los controladores medioambientales» que se ocupan de comprobar a diario el estado de la ciudad, de notificar las posibles incidencias y de abrir expedientes a aquellas personas que incumplan las ordenanzas municipales. Los informadores medioambientales suponen un coste de 567.000 euros anuales.

Fuentes municipales explicaron que los actos incívicos más frecuentes son el abandono de bolsas de residuos y enseres domésticos en la vía pública, la limpieza de solares utilizados como vertederos o la sustitución de papeleras o contenedores que han sido objeto de actos vandálicos. En concreto, en 2012 fue necesario reponer 834 de las 7.500 papeleras que existen en Palma, así como 55 contenedores que habían sufrido importantes desperfectos como consecuencia de un uso indebido.

Precisamente para evitar el elevado coste que suponen las actuaciones incívicas, Emaya ha iniciado una campaña de concienciación ciudadana, en la que también se intenta promover la recogida selectiva de basura. En 2012 el reciclaje de vidrio aumentó un 2,81%, mientras que el de envases ligeros creció un 4,87% respecto a 2011; por el contrario, la recogida de papel cayó un 11,69% el pasado año.