Andreu Garau, concejal y presidente de Emaya. | M. À. Cañellas

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El teniente de alcalde de Medio Ambiente y presidente de Emaya, Andreu Garau, ha asegurado que los últimos informes sobre la instalación de recogida de neumática de basura del casco histórico constatan que éste ha pasado de «tener un cáncer», hecho ya conocido por los especialistas, a «tener metástasis» por lo que pedirán responsabilidades a la UTE encargada por el «envejecimiento prematuro» de la instalación.

En una rueda de prensa que ha tenido lugar este viernes, Garau, ha dicho que las tuberías presentan defectos desde hace mucho tiempo al no haber sido utilizados los materiales adecuados y ha detallado que si «tenían una vida estimada de 30 años o más, en 10 años se han venido abajo de forma prematura» por «defectos en la ejecución y en la protección de la corrosión».

«Se tenían sospechas de que podía haber una serie de vicios ocultos en la instalación», ha apuntado Garau, por lo que se encargaron unos peritajes, al Centro Nacional de Metalúrgica y a la Universidad Politécnica de Cataluña, que han confirmado las sospechas.

Evitar que el proceso se "eternice"

El teniente de alcalde de Medio Ambiente ha explicado que el tramo más afectado es el núcleo central, por el que pasan todos los residuos, y ha criticado que ha habido muchas averías, que obligaban a paralizar el servicio, a implantar otro y a que alguien tuviera que meterse dentro del tubo para hacer soldaduras, «un problema constante en los últimos 4 años», ha lamentado.

Así, ha avanzado que piden responsabilidad a la UTE Palma de Mallorca casco histórico, de la que forman parte Embac, Urbaser y Dragados, por lo que van a intentar llegar a un acuerdo con la misma o acudir al tribunal de arbitraje para que el «proceso no se eternice», pero ha anunciado que, si esto no ocurre, emprenderán un pleito para la compensación de los daños y perjuicios.

«Que no quepa la menor duda a los ciudadanos de que lucharemos con uñas y dientes para que no paguen dos veces por este servicio», ha afirmado Garau, que ha dicho que, aunque no tienen cerrada la cantidad que reclamarán, ha advertido de que será «muy elevada».

Elevado coste

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El presidente de Emaya ha detallado que el servicio de recogida actual tiene un coste de 640.000 euros, frente a los 1,5 millones de euros anuales que se han gastado desde 2007 entre mantenimiento preventivo y correctivo, reparaciones, personal y energía, por lo que la diferencia entre lo que costaba y lo que cuesta es de 860.000 euros.

A esta cantidad, hay que sumar los 26 millones de euros que costaron las obras hace 10 años, de los que más de 12 fueron financiados por la Unión Europea.

Según ha destacado el sistema va a quedar paralizado y habrá recogida de basura pero no por el sistema neumático, ya que «restablecerlo es demasiado costoso» porque habría que levantar 12 kilómetros de tubos en el caso histórico, lo que ha tachado de «inviable» con el Presupuesto actual y sin una resolución judicial que asegure la compensación económica.

Problemas técnicos

Garau ha detallado que la recogida neumática del casco histórico ha dejado de estar operativa desde mayo de 2012 por problemas técnicos «muy graves» y ha explicado que, en este tiempo, se ha evaluado restablecer el sistema, pero debido a «la magnitud de la reparación» no ha sido posible.

El presidente de Emaya ha manifestado que se han desplegado más contenedores para una recogida selectiva «mucho mejor» que la neumática y cuyo resultado es más económico, aunque ha recordado «el valor intangible de la estética», motivo que propició esta instalación.

De momento, ha proseguido Garau, Emaya intentará mantener el servicio «en buenas condiciones» y después decidirán si desmontan los buzones.

Respecto a si la UE reclamará las ayudas que proporcionó para esta instalación, Garau ha apuntado que no existe malversación, sino que es «un proyecto innovador, muy grande y muy complejo que desgraciadamente ha salido mal».