El pleno del Parlament aborda el próximo martes un debate sobre la farmacia. | Joan Torres

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El president José Ramón Bauzá no es el primer político con farmacia. Ni siquiera lo fue la exconsellera Aina Salom. Tampoco es una novedad que la secretaria general del PSIB, y portavoz parlamentaria socialista, sea licenciada en Farmacia. Joan March, que fue secretario general del PSIB, regenta una farmacia en Portopí que ha ido ampliando con el paso de los años. Y también en el segundo Govern de Cañellas se sentó un farmacéutico: Pere J. Morey. Nadie cuestionó la compatibilidad de Morey para el cargo. En aquellos primeros gobiernos del ‘cañellismo’, lo extraordinario era que algún cargo gubernamental se dedicara sólo a la política.

La situación, ahora, es bien diferente. La Ley de Incompatibilidades de 1996 empezó a regular la delgada línea que separaba en Balears lo público y lo privado.

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¿Puede la farmacia que Bauzá tiene en Marratxí (municipio del que fue alcalde) dar al traste con su carrera política? El informe elaborado por el propio Govern, sin el aval de la Abogacía, considera que el nombramiento de un suplente para su botica anula cualquier incompatibilidad.

Cuando Bauzá empezó a tener claro que su futuro político se extendería más allá de los límites de Marratxí, optó por nombrar un sustituto. Según recoge el informe de la Conselleria d’Administracions Públiques, fue el 1 de noviembre de 2009. hace 3 años, cuando Bauzá nombró a un sustituto.

A diferencia de lo ocurrido con la farmacia de Salom, nada indica que la farmacia de Bauzá sea proveedora institucional. De hecho, y así lo adelantó Ultima Hora en junio, a farmacia del hoy president, fue la proveedora de un departamento del Govern en época de Antich, concretamente de la Escola Balear d’Esports, dependiente de la Conselleria d’Esports hasta que se rompió el pacto con Unió Mallorquina (UM) y sus competencias pasaron a Presidència. Los productos farmacéuticos que se compraban allí iban destinados al gabinete médico del polideportivo Príncipes de España. Tras la ruptura se optó por otra farmacia. La cantidad era menor. No sobrepasaban los 3.000 euros al año. Nadie sabe los motivos por los que una farmacia de Marratxí servía a una instalación de Palma.