Portada del libro que ha editado Lleonard Muntaner.

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Una mañana del año 2003. Damià Ferra-Ponç (Campanet, 1949), que para entonces ya había dejado su actividad política, conducía su coche camino del trabajo y se hizo la oscuridad. Se dio cuenta de que se estaba quedando ciego como consecuencia de una diabetes que había afectado a las venas de la retina.

«Hubo un momento que pasé por una depresión tan profunda que estuve pensando seriamente en el suicidio». Lo cuenta de forma descarnada y sin intento de disimulo en la parte final del libro Damià Ferrà-Ponç. Cap al futur per la ruta de les arrels, editado por Lleonard Muntaner, bajo la fórmula de memorias dictadas o entrevista larga. El autor es Pere Antoni Pons, su sobrino e hijo de Damià Pons, catedrático, poeta y exconseller de Cultura.

Del PSM al PSIB

Damià Ferrà-Ponç se llama, en realidad, Damià Pons. Adoptó ese nombre para escribir y para diferenciarse de su primo. Los dos compartían aficiones, ocupaciones y hasta militancia política en el PSM, partido que abandonó Damià Ferrà en 1986 para afiliarse al PSOE balear.

El inicio de su compromiso político es muy similar al de centenares de nombres de su generación: infancia marcada por los ecos de la Guerra ivil, entrada en el seminario, sensación de agobio de la España nacional-católica, vuelta a las raíces y profundización en una cultura que quería ser ocultada por la España oficial, activismo cultural que se mezcla con el compromiso político, muerte de Franco y entrada en la vida institucional para construir (a la par) democracia y autonomía.

De todo ello habla en su libro. Un libro por el que desfilan políticos e intelectuales. Desde Gabriel Cañellas a Jaume Matas, pasando por Francesc Antich o Maria Antònia Munar. Pero también recuerda su relación con Llorenç Villalonga y con el mundo literario.

Damià Ponç deja pocos cabos sueltos y su paso por el último cargo institucional que ocupó, conseller insular de Acción Social del Consell de Mallorca, resulta especialmente revelador. Todo su libro describe un modo de entender la política que ha marcado la vida de Mallorca en las útlimas décadas. No son unas ‘memorias’ para salir del paso. Llevan el germen de la polémica.