Una de las farmacias de Palma donde se atiende a los clientes con normalidad. | P. Pellicer

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El gasto en farmacia todavía no se ha dejado sentir con fuerza en el bolsillo del contribuyente cuando se cumple la primera semana desde que entró en vigor el copago farmacéutico, sin embargo las críticas ante la medida están a la orden del día. La reserva del botiquín casero ha ayudado a posponer la compra de medicinas y, de momento, la normalidad es la tónica general.

Los farmacéuticos coinciden a la hora de ratificar esta situación, si bien, explican que todavía hay ciudadanos que desconocen cómo les afecta la medida y cómo o cuándo la Conselleria de Salut les devolverá el dinero.
Quienes tienen todas las de perder, comentó ayer uno de encuestados por este diario, «somos los jubilados con enfermedades crónicas», matizó.

Crónicos

Se trata de un diabético que cobra una pensión de 700 euros. «Necesito unas diez recetas cada mes y son medicinas caras. Adelantar este dinero no me parece justo cuando en otras comunidades autónomas los pensionistas no tienen que adelantar nada».

En sus comentarios, los ciudadanos de Palma reconocen que ha habido abuso en el consumo de fármacos, pero también cuestionan que la decisión de cobrar más por las medicinas sea la forma más adecuada para controlar la situación.

En este sentido, la mayoría tiene claro que detrás de copago hay un claro «afán recaudatorio».

El ‘medicamentazo’ también tiene sus defensores: «El consumo en España es excesivo», «no se piden cantidades exageradas» o «adelantar el dinero es para evitar que se compren fármacos innecesarios», son algunos de los argumentos de los defensores del copago.