Miquel Segura, Gustavo Perednik y Pere A. Serra, presidente del Grup Serra, al inicio de la conferencia de ayer en el Club Ultima Hora. | Joan Torres

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«No hubo contradicción entre lo religioso y lo científico sino el corte definitivo con la pseudociencia helénica, que era de observación. La Biblia hebrea aporta un credo indispensable para la ciencia, la fe en la regularidad de la naturaleza y a ello se dedicaron Newton, Kepler y Pascal en el siglo XVII».


Así resumió anoche en el Club Ultima Hora el profesor Gustavo Perednik lo que considera un claro matrimonio entre el libro sagrado de la religión judía y el desarrollo científico de los últimos siglos, en cuyos cimientos estuvo la consideración de que la Tierra no es el centro del universo.


Perednik, nacido en Argentina y doctorado en Filosofía y Humanidades, vive desde hace años en Israel y dedica la mayor parte del año a dictar conferencias en universidades y centros de enseñanza de todo el mundo ejerciendo con ello la «docencia judaica», con la que ante públicos de cualquier creencia reivindica el papel primordial que, en su opinión, le cabe al pueblo judío en la conformación de la civilización occidental.


Respuestas


En su conferencia en el Club Ultima Hora, titulada ‘Torá y Ciencia’, el profesor Perednik señaló que en el libro sagrado de la religión judía «se encuentra la respuesta a los grandes interrogantes que de siempre se ha planteado el ser humano», y concretamente en lo científico «plantea lo contrario a un universo fortuito y sin sentido, de manera que la revolución científica de los Newton, Kepler y Pascal, dedicó tanta atención y esmero a la reflexión bíblica como al estudio de los objetos de interés científico».


Según Perednik, el gran salto que consideramos una revolución científica supuso dejar en su papel de filosofía las consideraciones aristotélicas «para trabajar sobre un universo racional y no meramente arbitrario».
A ese respecto recordó que el tiempo bíblico recoge dos categorías: la primera semana y todo el tiempo posterior. «A partir de la aparición del ser humano –indicó–, el tiempo se relaciona a los eventos históricos que el hombre protagoniza y podría incluso hacerse un cálculo de algo menos de 6.000 años de su presencia sedentaria, de los cultivos y de la escritura».


Tal como el profesor Perednik lo concibe, «los primeros días de la Biblia hablan de la creación del universo, en un orden que la paleontología moderna parece que puede aprobar aprobar, y en definitiva los seis días divinos son los 15.000 millones de años desde el Big Bang».


Para expresar hasta qué punto los primeros libros del Antiguo Testamento a los que se agrupa en la Torá judía pueden dar pistas sobre los fenómenos terrenales a los que se enfrenta el hombre, Perednik puso ejemplos como versículos del Deuteronomio en los que «se habla de conquistar tierras con lentitud, es decir, sin provocar desequilibrios medioambientales como ahora se reconoce en las formulaciones sociales más extendidas».


A la conferencia asistieron, expresamente llegados a Mallorca con ese motivo, destacadas personalidades de la comunidad judía como los rabinos Joseph Walis –descendiente de Rafel Valls, rabino malloquín que fue quemado en la hoguera inquisitorial en 1691–; Shlomo Wahnon encargado de la comunidad hebrea en Melilla, y Nissan Ben Abraham, primer rabino de la comunidad judía de Mallorca desde finales del siglo XVII, que actualmente reside en Israel. También formó parte de la embajada Silvia Kuminsky, coordinadora de ‘Shavei Israel’.