Los acusados, ayer en la Sala, que mostraba un claro bajón de público.

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Los funcionarios de la Agencia Tributaria coincidieron ayer en descartar que Miquel Nadal empleara dos testaferros en la compra de Vídeo U. De esta manera, dejan en el aire el papel del supuesto testaferro de Munar, Víctor García. Éste en su declaración había dicho que encubría al ex vicepresidente del Consell. Los dos explicaron que se desechó esta hipótesis durante la investigación porque carece de sentido dentro de una «estructura empresarial artificiosa bien montada» como la que tenía Nadal. Así, recuerdan que su testaferro confeso, Miquel Sard, el mismo día que firmó la compra de Vídeo U adquirió el control de otra sociedad, Los Rincones de la Vega de Sotomayor, y que hizo la operación a través de ésta. Este mecanismo es mucho más opaco que una compra directa y más útil a la hora de lo que se pretendía. Otro aspecto es que, cuando Sard vende de nuevo las acciones, García se niega a hacerlo y «no argumenta por qué no lo hace si son de Nadal», si bien sí dio una vaga explicación en el juicio.

Sobre Maria Antònia Munar, a preguntas del letrado de la defensa de la ex presidenta del Parlament, uno de los funcionarios aseguró que no se encontró ningún vínculo económico entre ella y Víctor García. La Fiscalía sí preguntó entre los lazos de Munar con Vicens y el préstamo de 100.000 euros para el pago de una fianza de éste a través de una empresa participada por la primera en un 15 por ciento. Además, el fiscal Juan Carrau intentó vincular a Vicens con la mujer de Víctor García a través de un hermano de ésta.

Otro aspecto que coincidieron en destacar los dos testigos es el «exponencial» aumento de la contratación de Vídeo U con el Consell a partir de la compra de las acciones por parte de Sard y García en noviembre de 2004. Así, según uno de los funcionarios, pasó de cifras de unos 60.000 euros a facturar 1,3 millones de euros entre subvenciones y adjudicaciones directas hasta el año 2007.