Jaume Matas y los demás imputados en la causa han regresado hoy a la Audiencia Provincial | Pere Bota

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El periodista Antonio Alemany defendió ayer en su declaración el cobro de 4.500 euros mensuales del Govern a través de la empresa Nimbus para redactar los discursos del expresident Matas: «Me parece poco. Hablamos de mucho trabajo, no es un discursito», aseguró al preguntarle el fiscal Juan Carrau si no le extrañó pasar a cobrar esa cantidad cuando antes le habían pagado 1.300 euros. Defendió que su compañía realizó todos los trabajos que realizó: «No es una empresa pantalla como el Instituto Nóos» y afirmó que el «muñidor» del contrato irregular fue Joan Martorell, exdirector general de comunicación.

El acusado defendió como «lo más lógico del mundo» que Nimbus me contratase por indicación de Jaume Matas o de alguien del Govern: «No pretenderá usted que fuera el señor Grosske quien hiciera sus discursos». Este fue el tono que empleó en prácticamente todo el interrogatorio Alemany para defenderse, en especial durante el interrogatorio del fiscal.

Negó conocer que Nimbus se había presentado a un concurso y afirmó que tanto Martorell como el administrador de la empresa, Miguel Romero, mintieron al vincularle a él con el proceso. Según el relato de Alemany, él creía que Nimbus le subcontrató una parte de un contrato más amplio para que hiciera los discursos de Matas. Sin embargo, al enseñarle el fiscal un documento en el que Nimbus aseguraba que con estos pagos se le hacía «un favor» salió del paso con un «no es mi problema». También aseguró que no hubiera consentido que al empresa de publicidad cobrara una comisión del cinco por ciento como hacía por los discursos.

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«Se lo hubiera llevado usted todo», le replicó el fiscal.

Sobre los 12.000 euros que cobró para elaborar una serie de reportajes que no constan en ningún sitio y que el director general, Joan Martorell afirmó que autorizó el pago sin recibirlos, Alemany aseguró que los escribió él en persona. Señala que no los guardó. Al serle exhibidos dos certificados que demuestran que no constan ni pagos para que se publicaran los publirreportajes en la prensa deportiva ni los propios documentos, Alemany también zanjó: «No es mi problema».

También tuvo problemas para acreditar la legalidad de las facturas con las que su empresa Agencia Balear de Noticias justificaba una subvención que recibió del Govern. Ahí aseguró que los ocho testigos exageraban al decir que trabajaban para su diario digital y que cobraban de la subvención.