El empresario Miguel Romero explicó al juez su versión de los hechos en relación al caso Palma Arena | Teresa Ayuga

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El dueño de la empresa Nimbus Comunicación, Miguel Romero, acusó al ex president del Govern, Jaume Matas, de presionarle para que pagara a través de su empresa unos 4.500 euros mensuales al redactor de sus discursos, Antonio Alemany. Nimbus se presentó en el año 2003 a un concurso convocado por la Secretaria de Comunicación del Govern para una serie de consultas externas en materia de comunicación. Fue la única oferta que concurrió. Romero explicó que conoció la adjudicación a través del director general, Joan Martorell: «Le llamé a ver si había algo interesante, me habló del concurso y me dijo que me podía presentar». A través de otra conversación con «alguien del Govern» que no quiso concretar, Romero añadió a su oferta un párrafo sobre redacción de discursos que no constaba en los pliegos de condiciones.
Unos días después de recibir la adjudicación, Romero declaró que recibió una llamada de Jaume Matas que le citó en el Consolat de Mar. «Me dijo que por qué no les hacía un favor y le pasaba la campaña a Antonio Alemany, que tenía que hacerle los discursos. Me pareció un poco irregular». Sin embargo accedió: «Soy un industrial, quería tener opciones a otras campañas del Govern. Me vi entre la espada y la pared». Varios documentos incautados por la policía en Nimbus reflejan estos pagos. El abogado de Matas, Antonio Alberca aportó en el juicio un registro de entradas en el Consolat en el que no aparece ninguna visita de Romero, a lo que el imputado no supo responder. El acusado ha consignado 5.000 euros en el juzgado, «por consejo de mi abogado».