Rodríguez, en un momento de su toma de posesión como nuevo delegado del Gobierno central. | Joan Torres

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José María Rodríguez (Daia Nova, Alicante, 1947) convirtió ayer su toma de posesión como delegado del Gobierno en una exhibición de apoyos. En clave interna, fue una exhibición de su fuerza en el partido, un dato que no escapó ni al president del Govern, José Ramón Bauzá ni a la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, que intervinieron en el acto, además del propio Rodríguez y del delegado saliente, el socialista Ramón Socías.
Algo más de 300 personas, en su mayoría cargos institucionales y de la Administración general del Estado pero también amistades, siguieron el acto. Una parte había sido convocadas por invitación oficial desde la Delegación del Gobierno y otra a través de sms. La ceremonia se celebró en la escalinata de la Delegación del Gobierno y una mujer de entre el público le vitoreó en varias ocasiones y fue secundada por parte de los presentes.
En la calle se había instalados altavoces y una pantalla y hasta 200 sillas de plástico, para que quienes no pudieran acceder al edificio no se perdieran el evento.
La llegada de Rodríguez a la Delegación constituye la meta de una trayectoria política para nadie desconocida, como se encargó de recordar Socías en su intervención.
Socías, en un discurso que parecía muy meditado, afirmó saber que a Rodríguez le hacía «mucha ilusión» ocupar este cargo, al tiempo que elogió que sea una persona «que siempre va de cara» y auguró que «se dedicará día y noche» a su trabajo.
Evitar duplicidades
El nuevo delegado, que ayer se encargó de organizar personalmente los detalles de la ceremonia, aunció en su discurso que tratará de fomentar los acuerdos entre instituciones y de contribuir a «evitar duplicidades» para hacer que las administraciones públicas actúen de manera eficiente en favor de un cambio «de rumbo de la economía española» que se producirá «muy pronto» gracias a las políticas del PP.
La coordinación de las instituciones ocupó buena parte de su discurso pero también incidió especialmente en la necesidad de crear empleo. Y no desaprovechó la ocasión de recordar que estaba allí la ministra Fátima Báñez.
Rodríguez también mostró su voluntad de ser mediador entre la administración del Estado y la autonómica.
«Quiero ser un delegado próximo, cercano y accesible», manifestó Rodríguez quien saludó personalmente a la mayoría de personas que acudieron a la toma de posesión. A la ceremonia acudieron varios ex consellers y es conselleras y también el ex presidente Cañellas, entre otras muchas personas. El diputado Miquel Ramis, que fue delegado del Gobierno cuando Aznar era presidente, también ocupó un lugar destacado. Ramis pensaba que Rodríguez no sería nombrado finalmente delegado y que él (es decir, Ramis) sería secretario de Estado de Turismo. La diputada Isabel Borrego tomará esta mañana posesión de la esta secretaría de Estado, a la que aspiraba Miquel Ramis.
El president José Ramón Bauzá, que cerró el turno de intervenciones, le dijo al nuevo delegado que «pongo a tu disposición el Govern que presido».
Ayer, más allá de los discursos, lo que interesaba eran los movimientos y todo lo que acompañaba a la toma de posesión. Estaba claro que Rodríguez estaba eufórico,. Oyó como todos los intervinientes destacaban su «valía para el cargo».
No falló nadie de los invitados institucionales. Desde la presidenta del Consell al obispo de Mallorca pasando por los altos cargos de la Administración General del Estado que ahora dependerán del nuevo delegado. Alli, en su toma de posesión, también estaban los altos mandos de la Policía Nacional y de la de la Guardia Civil, que ahora ‘dirgirá'.
Aunque no hubo una referencia expresa en su discurso de toma de posesión, la ministra Báñez sí puso énfasis en recordar el papel que tendrá el delegado del Gobierno en defensa de la libertad y seguridad.
Nombramientos
Báñez dijo estar convencida de que la colaboración, transparencia, diálogo y protección de los derechos y libertades» de los ciudadanos serán los «criterios» que definirán el trabajo de Rodríguez al frente de la Delegación del Gobierno.
Rodríguez era conseller d'Interior, responsable de la coordinación de policías locales, en el último Govern de Matas, cuando se detuvo al entonces alcalde de Andratx, Eugenio Hidalgo, a quien avisó de que estaba siendo investigado.
Los altos cargos de la Administración General del Estado están ocupados por personal funcionario y son nombrados desde los ministerios del Gobierno central aunque el delegado puede ser consultado e incluso proponerlos a Madrid. De ahí que los cambios no serán de un día para otro. En la Delegación dispondrá de un equipo de tres asesores de confianza (incluyendo el responsable de Comunicación), además de un secretario general que viene a actuar como ‘vicedelegado' del Gobierno, un cargo que hasta ahora ha recaído en Ramón Morey.