Imagen de archivo de escolares en un centro educativo de Palma. | Antoni Pol

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La Conselleria d´Educació introducirá una serie de cambios en la orden que regula el proceso de admisión de alumnos en los centros públicos y concertados de cara al próximo curso con el objetivo de evitar que las personas que residen desde hace poco en la Isla pasen por delante o sean más favorecidas que las familias mallorquinas o las que llevan más años residiendo aquí. Para ello, a la hora de la baremación, se dará más prevalencia a la residencia, concediendo más puntos por los años de residencia continuada e ininterrumpida en una zona determinada. Junto a ello, se quiere reducir al máximo el impacto de la renta o incluso eliminar este criterio, que hasta ahora era considerado un factor prioritario, «porque los niños no tienen culpa de si sus padres ganan más o menos», declaró la directora general de Planificació, Inspecció i Infraestructures Educatives, Mercedes Celeste. «Es un tema que estamos estudiando y si se puede eliminaremos este criterio, porque creo de verdad que hay que ayudar a los que vienen, pero una cosa es ayudarles y otra perjudicar a los que están en casa».

Reserva de plazas

Otro cambio será la eliminación de la obligatoriedad de reservar dos plazas por aula para alumnos con necesidades educativas especiales, destinada sobre todo a los inmigrantes recién llegados. «Evidentemente seguirá habiendo una reserva de plazas para los niños con necesidades educativas especiales, pero estos serán 'colocados' por las comisiones de escolarización que se celebran en mayo o junio, y una vez todos con plaza asignada, ya no habrá más reservas para recién llegados, si una vez empezado el curso llegan alumnos de fuera se les escolarizará donde se pueda, pero no pasarán por delante de una persona que haya pedido plaza antes en un centro», aseveró la directora general.

Celeste explicó que «de momento no modificaremos las zonas escolares de Palma, pero sí queremos flexibilizar al máximo el proceso», por lo que, «otra novedad será que acortaremos la vigencia de las listas de espera, como máximo hasta el 31 de julio o 1 de septiembre, pero no hasta finales de octubre como ocurre ahora, porque eso provoca un tapón enorme, ya que esas listas no se pueden tocar hasta bien entrado el curso y cuando se quiere ofrecer una plaza que ha quedado vacante a un alumno que está en lista de espera resulta que ya lleva más de un mes en otro colegio». Esta situación, añadió, «ha dado lugar algún año a que los centros más solicitados al final han sido los que han tenido alguna vacante y eso es inaudito. Lo que hay que hacer es a partir del 1 septiembre poder cubrir todas las vacantes de alumnos que no se han matriculado».

De todas formas, la directora general reconoció que tampoco esperamos «un alud de recién llegados durante el curso, como sí ocurrió en años anteriores».