Las zonas costeras, caso de la Colònia de Sant Jordi, son de las más demandadas, tanto en oferta hotelera como residencial turística.

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Balears afronta un final de agosto histórico en materia turística y actividad productiva, tras cuatro años de recesión y caída en todos sus indicadores económicos. Desde 2007, Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera, la única isla que ha crecido en los últimos años, no registraban volúmenes de negocio y actividad empresarial anteriores al inicio de la crisis.

Empresas de rent a car, de alquiler de chárter náutico, hoteleros, oferta de restauración y oferta complementaria, viviendas turísticas vacacionales regladas (ver gráfico adjunto), según sus patronales, están registrando un «agosto histórico». Tanto es así, que el aumento de la demanda vacacional está motivando que hoteles de playa de tres estrellas vayan a comercializar este fin de semana habitaciones a 300 euros, una situación impensable a principios de la temporada.

Esta coyuntura, con precios en hoteles de tres a cuatro estrellas que oscilan de los 136 a 300 euros, es meramente puntual, ya que se producen en fin de semana y en habitaciones sueltas que no se han podido comercializar o cuya reserva ha sido anulada en el último momento, tal y como se comercializan en los portales de reservas.

Viviendas vacacionales

Las patronales hoteleras de todas las Islas, asimismo, destacan que los ratios de ocupación son superiores y que agosto «ha superado todas las previsiones», pero al mismo tiempo quieren dejar claro que el incremento de pasajeros en los aeropuertos de las tres islas, con incrementos medios en torno al 11%, «demuestra que la oferta residencial ilegal ha funcionado al cien por cien este verano, especialmente en agosto. Resulta ilógico pensar que todos los turistas que llegan al aeropuerto se alojan en hoteles, cuando hay una oferta de viviendas vacacionales reglada y no reglada que es la que ha asumido este incremento porcentual de visitantes. Esta oferta residencial no reglada es la que tiene que ser controlada por ayuntamientos, consells y el propio Govern, en el caso de Mallorca, ya que la ilegal supone un fraude fiscal y, encima, hace la competencia desleal a la oferta reglada que sí paga todos los impuestos y genera empleo», puntualizan desde asociaciones hoteleras de todas las Islas, ante este «boom» residencial turístico.