Maria Salom y Francina Armengol, en una imagen reciente. | Pere Bota

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Las auditorías internas elaboradas por el Consell de Mallorca han confirmado que la institución está al borde de la bancarrota. La presidenta del Consell, María Salom, se reunió ayer con los consellers y directores insulares para explicarles la situación económica de la institución.

Salom dibujó un panorama dramático, que no se solucionará hasta que el Govern consiga dinero y pague parte de los 240 millones que adeuda al Consell. La presidenta de la institución insular avisó a los altos cargos que hay que apretarse al máximo el cinturón para poder sacar adelante la actual situación.

Mientras tanto, ni el gobierno insular sabe qué puede pasar y están incluso en juego las nóminas de los funcionarios.

Las auditorías internas, que serán presentadas por Salom el próximo martes, confirman que el gobierno que presidió la socialista Francina Armengol gastó mucho más de lo que ingresó. De hecho, el nuevo gobierno se ha encontrado facturas pendientes del año 2008 en algunos departamentos.

El Consell apenas tiene autonomía financiera y depende de las otras instituciones para poder mantener la maquinaria administrativa.

Pendientes del Govern

Así, el Gobierno central es puntual con los pagos que realiza mensualmente al Consell, pero el Govern hace tiempo que no realiza transferencias. Por eso Salom espera que el Ejecutivo de Bauzá consiga con urgencia dinero de las entidades financieras para que abone, al menos, una parte de la deuda de 240 millones de euros.

A la espera de que se conozcan oficialmente el contenido de las auditorias, el Consell también acumula un déficit importante, que puede superar los 35 millones al finalizar el actual ejercicio. Por lo tanto, el gobierno de Salom deberá realizar recortes en el actual presupuesto para ajustarse a los ingresos. Algunas fuentes señalan que el recorte del presupuesto a estas alturas del año puede ser del 40 por ciento respecto a la prórroga que está en vigor. Los presupuestos del Consell para 2011 no pudieron aprobarse ya que Armengol no tenía apoyos suficientes. Las cuentas acabaron prorrogadas.

El problema del Consell es su mínima capacidad para la autofinanciación. La institución insular apenas cobra impuestos y tasas por lo que depende del Gobierno central y el Govern. Cuando una de estas instituciones deja de pagar, las arcas del Consell se resienten.

Otro tema que preocupa es la situación del convenio de carreteras. El Consell ha descubierto que gran parte del dinero del convenio viario firmado con el Ministerio de Fomento no se ha destinado a la construcción de carreteras sino a cubrir gastos corrientes. Y ahora tampoco hay dinero para carreteras.