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Los 'indignados' de Palma votarán este domingo su manifiesto en la asamblea que tendrá lugar a las 20.00 horas en la plaza de España y cuyo borrador incluye cuatro puntos, ninguno de los cuales hace referencia al posible desalojo voluntario de la acampada, tal y como se ha planteado en otras ciudades como Madrid (donde finalmente se votó continuar con el movimiento).

Este borrador del manifiesto es un documento propuesto por el grupo de trabajo de contenidos de la acampada, por lo que está sujeto a posibles modificaciones hasta que finalmente sea aprobado por la asamblea de este domingo.

Los indignados de Palma reclaman «el espacio público (como las plazas) como espacio político» a fin de que éste pueda ser utilizado para «debatir, decidir y actuar» sobre todo aquello que afecta a los ciudadanos. De esta manera, consideran la asamblea como «una herramienta de decisión del pueblo para recuperar la soberanía del pueblo de forma horizontal, autónoma y local».

Además, señalan que el principal objetivo de este movimiento es «establecer una democracia real» basada en «la implicación del pueblo en todos los ámbitos que le afectan». Así, exigen que «las decisiones políticas de especial trascendencia sean ser sometidas a referéndum vinculante de todos los ciudadanos».

Por otra parte, acusan al actual sistema económico como el principal responsable del «desastre humano y ambiental que sufre la mayor parte del planeta». En este sentido, aseguran que trabajarán tanto por «vías indirectas», como exigir a las instituciones reformas laborales, financieras o ambientales, como por «vías directas» como la autogestión económica, el asociacionismo, el trabajo cooperativo y las iniciativas individuales.

Otra de las peticiones que los 'indignados' de Palma formulan en el borrador es la exigencia de ajustes a la Ley Electoral con el fin de garantizar «una mayor transparencia y mejor representatividad en estas vías». Así, solicitan por ejemplo una ley de responsabilidad política, revisar la Ley de financiación de los partidos, eliminar los privilegios de la clase política y monárquica, y la reconfiguración del sistema de financiación de los sindicatos.

Además, en el documento se exige la separación de los medios de comunicación del poder político mediante una ley que evite los «monopolios mediáticos» y que las empresas que reciben dinero público (como constructoras o productoras audiovisuales por ejemplo) no puedan formar parte de ningún grupo de prensa, televisión o radio.

En otro de los puntos del manifiesto, los indignados se declaran «no violentos» y, por lo tanto, rechazan el comercio y la industria armamentística al entender que «las armas no aseguran la paz».