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Los centros educativos públicos de las Islas acogen al 66,52% por ciento de los alumnos de las Islas y de ellos, el 19,8 por ciento, es decir uno de cada cinco, son extranjeros, mientras que en los centros concertados, que prestan servicio al 33,40 por ciento de escolares, lo es sólo uno de cada diez. Y es que el peso de los escolares de nacionalidad extranjera en las aulas de Balears no está en absoluto repartido: de los 24.583 alumnos inmigrantes que tiene contabilizados la Conselleria d´Educació, el 80 por ciento (19.580) estudian en colegios o institutos públicos y el 20 por ciento restante (5.003) lo hace en colegios concertados.

Las cifras, que tan sólo contabilizan a los alumnos de Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato, indican además que mayor porcentaje de estudiantes extranjeros se da en las aulas públicas de Bachillerato: 9 de cada diez alumnos extranjeros de este nivel pos obligatorio estudia en un centro público. Aunque en el resto de niveles, las diferencias son también abismales, así, el 82 por ciento de los escolares de otras nacionalidades de Infantil está en colegios públicos, lo mismo pasa con el 79 por ciento de los alumnos de Primaria y el 77 por ciento de los estudiantes de ESO.

Por Islas

Por Islas, son Eivissa y Formentera las que se llevan la Palma, ni más ni menos que el 94 por ciento en el caso de la Pitiüsa mayor y el 98 por ciento en el de la menor de los alumnos extranjeros acude a clase en un centro públicos.

Por su parte, Mallorca y Menorca presentan porcentajes similares algo menores que los de Eivissa y Menorca. En Mallorca la red pública acoge al 77 por ciento de los escolares extranjeros y Menorca al 76 por ciento.

Centrándonos en Mallorca, los colegios públicos prestan servicio al 77 por ciento del alumnado de nacionalidad extranjera de Infantil, al 80 por ciento de los escolares inmigrantes de Primaria, al 75 por ciento de los de ESO y al 90 por ciento de Bachillerato.

Así las cosas, resulta evidente que la distribución del alumnado inmigrante sigue siendo una asignatura pendiente del sistema educativo balear.

Aunque la llegada de extranjeros se ha estabilizado, e incluso el balance entre llegadas y marchas será negativo al acabar este curso, como ya ocurrió el curso pasado.