Foto de grupo de los diputados del Consell de Mallorca. | Joan Torres

TW
11

Crítica global a todo el mandato y, concretamente, a la negativa del gobierno insular a cumplir los acuerdos del pleno. Así planteó ayer el PP la última sesión plenaria del Consell antes de la celebración de las elecciones. El PP contó con el apoyo de los dos de los representantes que antes eran de Unió Mallorquina y que ahora no militan en ningún partido. La sesión tuvo un claro tono electoralista, tanto por parte del PP, como en las respuestas que dio Cosme Bonet, conseller de Presidència. Afirmó que «nuestro principal patrimonio es la coherencia» y que no podían apoyar según que propuestas por mucho que las aprobara el pleno aprovechándose de su situación en minoría. Bonet destacó que con el PP, «de antes», en referencia a Jaume Font, se entendían.
Minoría
El gobierno en minoría del Consell, tras la ruptura con UM en febrero del pasado año, le obliga a llevar a cada pleno diferentes modificaciones de crédito al no haber podido aprobar el presupuesto de este año. Sólo puedo sacar adelante parte de sus propuestas y, en alguna ocasión, Francina Armengol tuvo que echar mano de su voto de calidad, por ejemplo a la hora de autorizar el pago de un millón de euros en subvenciones nominativas del área de Cultura: se trata de ayudas a la producción editorial, a la Obra Cultural Balear, al Obispado y a la UIB entre otras. El PP votó en contra pero al faltar un representante de la ex UM (que no fue relevado tras la renuncia al escaño de Miquel Angel Grimalt) acabó en empate.
El gobierno se quedó sin llevar al pleno algunas propuestas que pretendía debatir por urgencia. Las modificaciones de crédito que sí se pudieron aprobar (las votaciones fueron diferentes) añaden, 5,5 euros para diversos conceptos. El pleno completó la declaración de varias zonas BIC.