La amenaza de lluvia no impidió a la gente a salir a la calle para ver las procesiones del Jueves Santo. | M. À. Cañellas

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La procesión del Sant Crist de la Sang empezó el Jueves Santo con 15 minutos de retraso sobre el horario previsto, debido a que un costalero de la cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza, José Pla, de 63 años, sufrió una parada cardio-respiratoria alrededor de las seis y media de la tarde cuando los costaleros trasladaban el paso de la Virgen por la calle Oms en dirección al patio de la Misericòrdia, desde donde tenían que salir en procesión.

El costalero, que tuvo que ser trasladado al Hospital Son Espases, permanecía ayer en estado grave, tal y como explicó el presidente de la cofradía, Tomàs Darder. Los primeros momentos fueron muy duros, ya que tras intentar reanimar al costalero por parte de otro de los costaleros, Damián García, tuvo que pedirse la intervención de una ambulancia del 061.

A pesar de todo ello «decidimos sacar el paso en su honor, aunque los primeros momentos fueron difíciles y con muchos nervios», explicó ayer Darder.

Participación

A pesar de éste incidente y de que ni una fina lluvia quiso perderse parte del recorrido, la procesión del Sant Crist de la Sang contó, un año más, con una gran participación popular. Miles de personas se sumaron a las 32 cofradías y los más de 4.500 penitentes que salieron ayer a la calle para arropar al Crist de la Sang, que hizo todo el recorrido procesional cubierto con un plástico para proteger la venerada imagen.

Muchos de los ciudadanos que acudieron a contemplar la procesion optaron por sentarse en las sillas de madera de la calle Oms, a 4 euros, o aprovecharon las terrazas de la Plaça Major para contemplar el paso de los penitentes.
Mientras los pasos iban saliendo, poco a poco, desde el patio de la Misericòrdia, donde se agolpaba bastante gente con la intención de poder contemplar de cerca la belleza de los pasos de cada una de las cofradías.

La procesión empezó pasadas las 19.15 horas y, como es tradición, el orden de las hermandades fue desde la más reciente hasta la más antigua, a excepción de La Esperanza, que presidía la comitiva como homenaje al costalero enfermo.

Mientras los integrantes de las distintas cofradías de Semana Santa esperaban para poder salir en procesión, recibieron la visita de los candidatos del PP al Parlament, al Consell de Mallorca y el Ajuntament de Palma, José Ramón Bauzá, Maria Salom y Mateu Isern, respectivamente.

Tradición

La procesión del Dijous Sant en Palma parte de la alegría y musicalidad de las procesiones andaluzas y de la austeridad de las castellanas. Por muchos cambios introducidos en el recorrido, el orden de las cofradías o el reglamento, la procesión sigue sufriendo los tradicionales cortes, que en esta ocasión fueron similares a los de años anteriores.

Este año se quería que los cortes fueran mínimos, y que la procesión acabase un poco antes que en los dos años anteriores, en los que la procesión ha concluido en la Seu, objetivo que se consiguió más que nada por la constante amenaza de lluvia y la llovizna que cayó de forma intermitente y que provocó que muchos de los pasos no llegasen hasta la Catedral para protegerlos de las inclemencias del tiempo.

Durante el recorrido de la procesión se podía contemplar a familias enteras -algunas con bebés en sus cochecitos- observando detenidamente los distintos pasos.

Uno de los momentos más aplaudidos fue el paso de los Caballeros Legionarios y los de más recogimiento cuando pasaban los integrantes de la cofradía de El Silencio, con sus negros vestidos.

Sant Crist

El Sant Crist de la Sang salía de la iglesia de la Anunciación alrededor de las 22.40 de la noche, acompañado por la cofradía de la Calatrava, la más antigua de Palma, y entraba en la Seu sobre la 1,20 de la madrugada del Viernes Santo. Durante todo el recorrido el Crist de la Sang, que iba cubierto por un plástico, recibió los aplausos de las miles de personas que acudieron a contemplar el desfile procesional.

A la 1,05 de la madrugada el Sant Crist hizo el saludo tradicional frente a Cort, donde le esperaba, en representación del Ajuntament, el edil de Seguridad Ciudadana, Antonio Donaire. Dos minutos más tarde hacía lo mismo frente al Consell de Mallorca, donde la consellera Isabel Oliver hizo la tradicional ofrenda floral.

Poco después la venerable figura entraba en la Seu, donde fue recibido por el obispo de Mallorca, monseñor Jesús Murgui. Ya en el interior del templo, y tras la bendición del obispo, las personas presentes, que prácticamente llenaban la Catedral, pudieron acercarse a venerar la imagen del Crist, tal y como ya habían hecho el pasado Miércoles Santo en la iglesia de la Anunciación. Después del recibiendo en procesión, la bendición y la veneración de los feligreses reunidos en la Seu, se procedió a la retirada del Sant Crist de la Sang, que regresó, pasadas las dos de la madrugada, a la iglesia que se encarga de custodiar la imagen religiosa más venerada de la Isla.