El ex conseller Francesc Fiol, en el centro, ayer en los juzgados donde declaró en relación al caso "Palma Arena". | Teresa Ayuga

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El contrato para construir una ópera en la bahía de Palma no fue más que «un montaje» urdido y ordenado por el expresidente balear Jaume Matas (PP) y ejecutado por su conseller de Educación, el diputado Francesc Fiol, para beneficiar al arquitecto Santiago Calatrava y sacar rédito político, según la Fiscalía.

Ninguno de los diferentes informes emitidos por los servicios jurídicos de la Comunidad Autónoma avala que la contratación tuviera o pudiera hacerse por adjudicación directa, recalca la Fiscalía en su escrito de petición de fianza civil relativo a la que es la pieza número 3 del caso de presunta corrupción «Palma Arena».

El documento, entregado ayer al juez que instruye el caso, está firmado conjuntamente con la acusación particular de la Comunidad Autónoma y en él se pide una fianza civil de 1,6 millones de euros para el expresidente Jaume Matas.

«Todo el expediente de contratación (de la ópera) no es más que un montaje», afirma la Fiscalía, que argumenta a lo largo de 27 páginas el porqué de esta acusación aportando fechas y hechos que apuntan a que las bases del contrato se pactaron mucho antes de lo que pretendió hacerse ver.

El Ministerio Fiscal subraya que no existe estudio económico del proyecto ni sobre su ubicación ni tampoco hay un «mínimo» análisis sobre la viabilidad física del mismo, en una zona que «ni siquiera es titularidad de la Comunidad Autónoma».

Por ello, considera que fue el expresidente del Govern el que, a principios de 2007, decidió «de forma unilateral» que durante la campaña electoral de ese año presentaría un gran proyecto para Palma «con la única y exclusiva finalidad de favorecer sus intereses propios como candidato a la Presidencia» balear.

El objetivo de Matas era dar «un golpe de efecto» que le beneficiase en las urnas pero el coste del mismo decidió «repercutirlos a la Comunidad Autónoma» siendo, a juicio de la Fiscalía, «plenamente consciente de la práctica imposibilidad material e inmaterial económica del proyecto».

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Matas habría contactado para ello, en febrero de 2007, con el arquitecto valenciano Santiago Calatrava, con el que, en un encuentro en Roma, habría fijado un acuerdo «verbal» para que fuera él el que pusiera firma al proyecto del palacio de la ópera.

En este acuerdo ya se habría hablado del coste (1,2 millones de euros) por el anteproyecto, un trabajo que no se presentó nunca ante el Govern y que el pasado 9 de febrero Calatrava entregó en los juzgados.

A continuación, según la Fiscalía, el expresidente balear habría iniciado una serie de actuaciones para «dar apariencia» de legalidad a su decisión y al acuerdo con Calatrava, para «ocultar» su participación en los hechos y para «simular» la existencia de interés público en la contratación del arquitecto.

La vía elegida por Matas para hacerlo fue el entonces conseller de Educación, Francesc Fiol, según señala la Fiscalía en su escrito, y es efectivamente el segundo el que presenta al Consell de Govern el 30 de marzo de 2007 la propuesta de contratar un anteproyecto para una potencial ordenación de la bahía de Palma.

Los acuerdos aprobados ese día en el Consell «ofrecen ya los perfiles de un arquitecto determinado» y garantiza los 1,2 millones de euros prometidos. Todo ello muestra que el proyecto y el contrato «no es más que una pura simulación por orden de Jaume Matas», escribe el Ministerio Fiscal.

Para la Fiscalía, tanto Matas como Fiol y el gerente del Ibisec (empresa pública a través de la cual se gestionó la contratación), Andreu Obrador, eran entonces conscientes de que se iba a beneficiar con fondos públicos y «de manera arbitraria» a Calatrava y para taparlo encargaron varios informes, ninguno de los cuales justifica la adjudicación directa que se realizó.

Cuando Calatrava recibió la invitación para participar en una negociación para encargarse del proyecto (propuesta a la que nunca respondió el arquitecto), la Fiscalía señala que ya se le envió un borrador del contrato dejando entrever que «no se produce negociación alguna» pues todo estaba acordado de antemano