Francesc Antich, president del Govern Balear, y Aina Radó, presidenta del Parlament, otrogan una condecoración a la ex eurodiputada Francisca Bennassar.

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Balears ha recibido un total de 1.000 millones de euros por parte de la Unión Europea en los últimos 25 años, lo que supone el 0,7 por ciento de los 130.000 millones percibidos por España, según ha destacado el presidente del Govern, Francesc Antich, quien ha recalcado que la mayor parte de este dinero fue destinado al Aeropuerto de Palma; a la red de depuradoras; la adquisición de las fincas de Ses Ufanes y de las que componen el Parque Nacional de Llevant de Mallorca.

Así lo ha informado Antich durante el acto de celebración de los 25 años de España en la UE, celebrado en el Parlament, donde ha remarcado que los 130.000 millones de euros recibidos por España suponen la cantidad «más grande otorgada desde Bruselas a un solo país europeo», por lo que es la «más importante muestra de solidaridad de la historia, superior a la del Plan Marshall».

De este modo, ha destacado que con esta partida, España «se modernizó en poco tiempo y pasó de ser un país en vías de desarrollo a ser un miembro más del club de países ricos europeos». Además, ha señalado que este proceso fue «un poco más rápido» en Baleares, teniendo en cuenta que siempre ha sido un territorio «cosmopolita y abierto a los vecinos de Europa, gracias a la eclosión turística de los años 60, que desde el punto de vista social y de costumbres fue el auténtico inicio del ingreso en la comunidad europea».

En esta línea, ha indicado que las aportaciones económicas de Europa llegaban al archipiélago en forma de divisas de los turistas, mientras que, por otro lado, ha admitido que una gran parte de los fondos europeos que llegaban a las islas a través de la UE, «han bajado considerablemente», tras la entrada de otros países del Este, que tienen «muchas dificultades económicas y de estructura» y, por tanto, son los «mayores receptores de la solidaridad en la misma medida que en el pasado fuimos nosotros».

Reflexión sobre el futuro

Por otra parte, ha apuntado que, tras celebrar los 25 años de la UE, hay que reflexionar sobre el presente y, sobre todo, sobre el futuro, dado que, según ha indicado, «se viven tiempos complejos y la globalización de los mercados ha ido mucho más rápida que la globalización del control democrático de los mismos».

«Esto lo estamos padeciendo ahora, por lo que es bien necesario que Europa refuerce su papel internacional con una sola voz y criterio, porque la actual situación mundial hace que los países sean demasiado pequeños y frágiles y, por tanto, son precisas políticas más grandes y fuertes para hacer frente a las amenazas», ha sostenido Antich.

"Voracidad" de los mercados

En este sentido, ha considerado que la «voracidad» de los mercados «nunca se puede imponer sobre el estado de bienestar», teniendo en cuenta que la UE se construyó sobre la base de «crear riqueza y la cohesión social a lo que no podemos renunciar». De esta manera, ha aseverado que desde Baleares, «defendemos la Europa de los ciudadanos y las regiones, así como las particularidades de los territorios insulares y nuestros hechos diferenciales».

Así, el presidente ha expresado su «satisfacción» por el hecho de que el Govern participe de manera «activa» en el Comité de las Regiones de Bruselas, así como en la Euroregión Pirineos Mediterráne y Archipiélagos del Mediterráneo. De esta manera, ha recalcado que el Parlamento europeo se está trasladando a la cooperación regional «más allá de las fronteras».

«Hoy Europa nos parece una cosa bien natural y eso es bueno, pero para los ciudadanos de la nueva generación que vivieron en los años negros de la dictadura era un mito y el objetivo a conseguir con la ilusión de que algún día llegaríamos, tal como visualizamos el 12 de junio de 1985, con la firma del tratado de adhesión a la Comunidad Europea por parte del ex-presidente del Gobierno, Felipe González», ha subrayado.

Para Antich, esta rúbrica significaba la adhesión de España a la UE desde el punto de vista económico y político, pero sobre todo, «nos daba la mayoría de edad como país» y, tras el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, el ingreso en Europa suponía la «consolidación definitiva a la democracia y la imposibilidad de cualquier involución política».