la afluencia de ayer noche fue menor que en la de martes anteriores debido a la cercanía de las pasadas fiestas navideñas. | Jaume Morey

TW
5

La ruta 'martiana' va a más y algunos de los locales que se han acogido a esta iniciativa 'amenazan' con realizarla también los miércoles. Aunque ayer la afluencia de personas fue menor debido al final de las fiestas de Navidad y la inminente llegada de las de Sant Sebastià, las calles de sa Gerreria se encontraban llenas de gente. Desde primeras horas de la noche se concentraron personas, especialmente jóvenes, con ganas de pasarlo bien hasta altas horas de la madrugada.
Aunque ayer había menos gente, la presencia policial era mayor, ya que ante las quejas de los vecinos el Ajuntament de Palma ha decidido incrementar la presencia policial; así de los seis agentes de la Policía Local que patrullan habitualmente por las calles de sa Gerreria anoche lo hicieron 10, además de los que patrullaron en coche.
Fepae y el Defensor
Anoche también se apuntaron a la ruta 'martiana' la presidenta de Fepae, Soledad Sarabia, y una representación del Defensor de la Ciudadanía, encabezada por su presidente, Miquel Lladó. El objetivo de esta visita era comprobar 'in situ' las molestias que la ruta 'martiana' causa a los vecinos.
Precisamente, numerosos vecinos contemplaban desde su balcón el panorama, temerosos de que otro martes más les costaría conciliar el sueño, probablemente hasta las dos de la madrugada.
Al pasear por sa Gerreria se puede contemplar cómo muchos comercios y negocios se han convertido en locales de restauración, entre ellos una clínica veterinaria o una galería de arte. Uno de los principales ganchos de esta ruta es que ofrecen un pincho (una rebanada de pan) y un zurito por dos euros; un solo pincho cuesta entre 1,10 y 1,50 euros, ¿realmente los vale? Sin embargo, la gente los paga porque se trata de un lugar de moda, en el que se puede encontrar ambiente un martes por la noche en Ciutat. ¿Por cuánto tiempo? Dependerá de si vecinos y restauradores son capaces de conciliar el ocio con el derecho al descanso.