Las calles del centro de Palma se llenaron de gente que quiso disfruar con la cabalgata de la Beata de Palma. | M. À. Cañellas

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La joven Sílvia Torrens Mora fue la gran protagonista del carro triunfal de la Beata 2010, que recorrió ayer tarde las calles de Palma con gran expectación y público. La bella Beateta, a sus ocho años de edad, y su corte de ángeles y payeses acapararon la atención de vecinos, transeúntes y turistas que ayer paseaban por Jaume III, calle Unió, Plaça del Mercat, Plaça de Weyler, calle de la Riera y Via Roma hasta llegar a la iglesia de Santa Magdalena. Jornada festiva en el centro de la ciudad, donde se cortó la circulación rodada debido a que en el otro lado de es Born, o sea, por la avenida Antoni Maura y el Parc de la Mar, se celebraba una popular maratón infantil. En la cabalgata de la Beata participaron collas y carrozas de otras localidades mallorquinas. Grupos de payeses y xeremiers que desfilaron dando color y tradición a esta festividad que data de 1792 y está vinculada a las fiestas que se celebran por toda la Isla con motivo de la beatificación de Sor Catalina Tomàs. La procesión fue encabezada por los tamborers de la sala, seguida del joven Vicenç Torres, que hace el papel, desde hace 22 años de Padrí de la Beata, subido a lomos de un precioso caballo blanco llamado «Habano». La cabalgata, que comenzó casi veinte minutos más tarde sobre el horario prevista, no deslució para un público que esperó pacientemente. Los gegants de la Obra Cultural Balear, Jaume I acompañado de Violant de Hungría, bailaron al ritmo de los xeremiers, que intentaban sin mucho éxito hacerse notar ante el estruendo de los tambores del grupo Foc i Só que «machacaban» sus tambores a ritmo de batucada.

Muchos grupos de payeses y payesas de todas las edades desfilaron al igual que los capgrosos, el porc negre mallorquín o el voltor negre. La Banda Municipal de Palma, con 45 componentes, desprendió de sus afinados instrumentos las notas musicales de «Sor Tomaseta». El carro triunfal hizo el tradicional alto en el camino al llegar a la parte trasera de la parroquia de Sant Nicolàs donde se encuentra la piedra del padre Castañeda, que fue quien ayudó a Santa Catalina Tomàs para entrar en el convento de Santa Magdalena.

El párroco hizo bajar, con una cuerda, un cucurucho de golosinas a la Beateta y éste fue correspondido con una caja de bombones. Continuando el recorrido, al llegar al edificio del Teatre Principal, representantes políticos observaron el paso de las carrozas, donde los pequeños payeses ya comenzaron a dar síntomas de cansancio. Nada que ver con el ritmo de los gegants del Consell de Mallorca, Jaume III y Sanç, que se mostraron más activos que sus colegas de la OCB.

Los caramelos y dulces comenzaron a escasear y la cabalgata fue llegando a su fin en la recta final de Vía Roma, donde en la iglesia de Santa Magdalena espera el grupo La Revetla de Sant Antoni para actuar.