Una imagen de archivo correspondiente al derribo de la vivienda de La Paca. | Alejandro Sepúlveda

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Un gran número de vecinos de Son Banya se están organizando para llevar a cabo una serie de actuaciones en contra del Plan de Readaptación y Realojamiento del poblado, también conocido como 'Plan Grosske'. En primer lugar, unas 25 familias han contratado los servicios de un experto en derecho urbanístico para evitar las demoliciones de viviendas del poblado por parte de Cort ya que, a su juicio, no se están ajustando a derecho.

También han registrado un escrito en el Ajuntament pidiendo documentación relativa al poblado de Son Banya, cuyo nombre original es Son Riera, referente a los contratos de adjudicación, alquileres, copias de facturas de Emaya y certificación de los habitantes que Cort tiene censados. Además, están recogiendo firmas fuera del poblado en contra del realojo «si no se llega a un consenso en uno u otro sentido entre la administración pública y los habitantes». En último lugar, prepararan una manifestación contra el Plan Grosske.

Vecinos
José Amaya Amaya, conocido en el poblado como 'Tío Nano', es uno de los líderes vecinales y explicó ayer, junto a otros cuatro vecinos, las actuaciones que están organizando. Amaya manifestó que «después de 42 años en el poblado, algunos derechos debemos tener y hacen falta más de cuatro líneas para explicarlo».

Amaya quiso defenderse «de la discriminación política, que no social, que sufrimos los gitanos. La imagen que transmiten de nosotros es que todos somos narcotraficantes, cada vez que hay una actuación policial en Son Banya viene un regimiento y da la sensación de que hay que ir armado para entrar en el poblado, pero en Son Banya también hay muchas familias que se ganan la vida trabajando como pueden, el señor Grosske dice que no queremos irnos del poblado y a partir de ahí tiene vía libre, o te vas como ellos dicen o te sacan por las malas».

Amaya agregó: «Hay familias del poblado que están dispuestas a marcharse, pero no en las condiciones que ellos digan, sino llegando a un consenso, queremos poder decidir si nos gusta la vivienda que nos dan ya que les damos la nuestra a cambio, y un contrato laboral que nos permita afrontar las cargas familiares». «Y si hay gente que no quiere irse de Son Banya que se arregle el poblado, que está completamente abandonado, nos sentimos impotentes porque estamos sometidos a su voluntad y no tenemos derecho a defendernos», concluyó el 'Tío Nano'.