Mientras la normativa no entre en vigor, los jóvenes seguirán haciendo 'botellón', la mayoría lo sabe y por eso siguen realizándolo. | C. Castro

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A pesar de la prohibición de beber alcohol en las zonas públicas de Palma, por una ordenanza municipal dictada el pasado viernes 30 de julio, cientos de jóvenes se volvieron a reunir en el Passeig Marítim para comenzar la fiesta con el cuestionado botellón. Jóvenes llegados de distintos sitios de la Isla y peninsulares de vacaciones, conversaban y bebían animadamente antes de proseguir la noche en las discotecas y bares de la zona.

El Ayuntamiento acordó por unanimidad la aprobación de la ordenanza reguladora del uso cívico de los espacios públicos, que prohíbe a los menores beber en la vía pública y las concentraciones que alteren la convivencia ciudadana, concentraciones callejeras espontáneas y no autorizadas, que sean ruidosas y generen suciedad. Existe un plazo de 45 días para presentar alegaciones y mientras se cumple este plazo, los jóvenes siguen con el botellón. Consultados al respecto, la gran mayoría de los chicos tenía conocimiento de ello, comentando que la ley aún no es efectiva, «por tanto seguiremos viniendo» a comenzar la fiesta en el Paseig Marítim.

La polémica seguirá, pero lo cierto es que el botellón está llegando a su final, quizá su trago más amargo.