Raimundo Alabern (derecha) junto al letrado José Zaforteza, tras su detención por el 'caso Ibatur'. | Jaume Morey

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«Esto se hace así». Varios empleados de Ibatur detenidos durante la 'operación Pasarela' admitieron ante la Policía Nacional que eran habituales prácticas como fragmentar contratos para adjudicarlos a dedo o pagar por trabajos antes de realizar el expediente de adjudicación. Los jefes de área además concretaron que eran los directores gerentes, Juan Carlos Alía y Raimundo Alabern junto al director jurídico, Miguel Àngel Bonet los que ordenaban las contrataciones. Uno de ellos les atribuye amenazas para conformar expedientes a los que los trabajadores ponían pegas del tipo que de no aceptar «se iba a la calle» o «si no te gusta, ya sabes dónde tienes la puerta».

Las directrices de los jefes de Ibatur llegaban al punto de indicar a qué empresas se tenía que invitar a los concursos. En algunos casos, los investigadores señalan que las mismas tres empresas que acudían eran filiales de un mismo grupo, con lo que éste se garantizaba el contrato.

Otro de los detenidos afirma que Alabern al menos en una ocasión ordenó fraccionar en tres contratos menores una adjudicación. El ex gerente en su declaración policial sólo admite haber usado ese procedimiento de forma excepcional. «No era la norma general, pero se hacía así por razones de urgencia». Alabern defiende que se contrataba con empresas de solvencia contrastada como Clave y Espiral.

El asesor jurídico Miguel Àngel Bonet también incidió en que era Alabern quien ordenaba a qué empresas había que invitar para cada procedimiento negociado.

Sobre el papel de Alía, Alabern insistió en varias ocasiones en que nunca recibió órdenes de ningún superior de compensarle por su salida de Ibatur a raíz del 'escándalo Rasputín'. El 'arrepentido' Felipe Ferré señaló en su declaración que después del caso, los responsables de Ibatur comenzaron a facturar las cenas y copas que se tomaban al erario público a través de una empresa. Según su versión, la empresa facturaba bajo otros conceptos las copas a Ibatur. Alabern niega de forma tajante este extremo y dice que cada uno se pagaba sus copas.

Informe copiado

También rechaza haber autorizado a Ferré ningún pago por trabajos no realizados durante la promoción del proyecto Honey Moon, que pretendía captar turistas chinos para que pasaran su luna de miel en Mallorca. Eso sí, sobre un estudio realizado por Ferré, Alabern se mostró sorprendido ante la policía cuando los agentes le dijeron que estaba sacado de internet y que contenía frases como que «a los chinos les gusta mucho pasear al caer el sol». El ex gerente señala que no recuerda si llegó a leer ese documento y que tampoco sabe si alguien de Ibatur lo hizo, pero que desconocía que fuera un plagio.

Alabern afirma que el proyecto se puso en marcha y que se iba facturando con Ferré y su empresa. Sin embargo, cuando no llegó a buen puerto, el ex concejal de Lloseta les pedía 500.000 euros más porque tuvo que recurrir a su patrimonio personal. Alabern dice que se negó a las pretensiones del 'arrepentido'.