Uno de los domadores de las instalaciones, junto a un tigre. | Jaume Morey

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La iniciativa aprobada por el Ajuntament de Palma mediante la cual se prohíbe instalar circos que cuenten con animales salvajes en Ciutat, ha causado indignación en Eduardo Raluy, propietario del Circo Williams. El circo cuenta con diversos animales, todos ellos criados en las instalaciones circenses desde su nacimiento y considerados animales salvajes, por lo cual, tras la aprobación de esta medida, el Circo Williams no podrá realizar funciones con estos animales en Palma. «Me ha sorprendido mucho la decisión, si es lo que quieren, no llevaré los animales a Palma», dice el propietario del circo, apenado por el hecho de que se prive a los niños de ver a estos animales, puesto que ahora tendrán que desplazarse a otro lugar. «Todo el mundo quiere ver un león o un tigre. Si no existieran los circos, no tendrían otro modo de acercarse a estos animales, a no ser que se desplazaran hasta su hábitat natural, y eso es mucho peor porque terminarían destruyendo su lugar de origen», afirma. Además, cree que «la medida aprobada el pasado lunes está cargada de hipocresía y atrevimiento por parte de quienes prohíben sin estudiar el tema previamente». Tampoco entiende cómo no dejan tener animales salvajes en los circos, y no se oponen ante la situación de las especies marinas en los acuarios, que «tanto necesitan la libertad del océano», dice. Eduardo Raluy critica las formas de decisión de la iniciativa al margen de sus ideas. «Hubiese sido un detalle que los circos pudiéramos expresar nuestra opinión en este tema».