Francesc Antich, durante la rueda de prensa de esta mañana. | Joan Torres

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El president del Govern, el socialista Francesc Antich, llega a su tercer año de mandato, que se cumple hoy, con el convencimiento de que «no nos ha ido tan mal» y que, pese a las sucesivas crisis de gobierno, que terminaron con la salida de Unió Mallorquina (UM) del Ejecutivo, la relación con este partido es positiva y que aún son posibles acuerdos para lo que queda de legislatura. Eso sí: dejando claro que no «no habrá reedición» del pacto.
Antich se expresó así en una rueda de prensa que había convocado para hacer balance de la aportación de su Govern al semestre de la presidencia española de la UE que ahora concluye pero en la que terminó abordando cuestiones de política doméstica.
Acuerdo de país
El president contrapuso la actitud de UM, a la que agradeció su apoyo a las medidas para paliar el déficit público, con la del Partido Popular, que acaba de cambiar de portavoz parlamentario (Antoni Pastor ha susituido a Francesc Fiol) que, en opinión del president, parece querer llevarle a un debate permanente sobre la corrupción en el pasado en el que no quiere entrar.
Francesc Antich, que comenzó a gobernar con mayoría absoluta tras un pacto con Bloc y UM, afronta en minoría lo que queda de legislatura pero convencido de que podrá llegar a acuerdos coyunturales; también para aprobar los presupuestos.
El president incidió en la situación económica en la que llega a su tercer año de gobierno y recordó su empeño en pactar 'con todos', incluidos partidos y agentes sociales, medidas para salir de la crisis y apoyar una serie de leyes que considera fundamentales, entre ellas las del sector público e instrumental de la Comunitat Autónoma, que pretende reestructurar el modo de operar y contratar de las empresas públicas, que es donde estallaron, en época de Matas, la mayoría de casos de corrupción.
«Hace falta, y estamos trabajando en ello, alternativas de consenso y unidad a favor de una idea de país», dijo Antich para resumir su 'receta' para afrontar el último de la legislatura.