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La festividad de Sant Antoni de Pàdua, de Lisboa, o dels albercocs -como se la conoce en Mallorca-, coincidió este año en domingo. A pesar del día veraniego de ayer, fueron muchos los fieles devotos que se acercaron a la iglesia de los padres Capuchinos de Palma a venerar su imagen.
Uno de los actos más tradicionales de esta festividad es la bendición de los panes de Sant Antoni, llevada a cabo por el reverendo Pere Sunyer, que posteriormente y en número de 2.500 se pusieron a la venta en bolsas de tres unidades, juntamente con las velas y estampas.
Lunes
«Hoy lunes se repetirá dicha venta de panes bendecidos y velas para las personas que ayer no pudieron cumplir con la tradición, que sigue muy viva en Palma y la iglesia se abrirá a partir de las ocho de la mañana», destacó Toni Bestard, voluntario de la obra pía del 'pa de Sant Antoni'.
«La tradición del 'pa de Sant Antoni' -continúa Bestard- deriva de la ayuda a los pobres, sobre todo comida, como buen discípulo de San Francisco de Asís. En Mallorca, y concretamente en Palma, la inició en 1914 el capuchino padre Atanasio de Palafrugell».
Una simpática costumbre cuenta que el pan bendecido que se compra como limosna a los pobres es para comer, pero hay que guardar uno todo el año para que nunca falte pan en la casa. El 'pa de Sant Antoni', o pan de los pobres, a nivel mundial es una obra pía de los padres capuchinos.
Otra más conocida y comprobada es la de pedirle al santo encontrar un objeto perdido matizando que si sale a la luz se le hará un generoso donativo, ya que según afirmaron los voluntarios de los capuchinos, Sant Antoni de Pàdua és molt pesseter.
La fiesta del santo tuvo el preámbulo de un tributo a cargo del padre Magí Setó, y la misa solemne celebrada ayer tarde la presidió el ministro provincial de los frailes capuchinos menores de Catalunya y Balears, Jacint Durán.