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La Marxa de l' Alliberament, celebrada en la noche de anteanoche, desde el Pont d'Inca a la Sang, pasando por sa Indioteria, concentró a más de dos mil personas, lo que la convirtió, probadamente, en el año en que más gente hubo. Hemos dado más de 1200 pañuelos -nos decía Tomeu Suau, párroco de ambas barriadas-, pero es evidente que a lo largo del camino se ha ido sumando más gente».

u COMO EN OTROS AÑOS
La procesión echó a andar a las dos de la madrugada, desde Pont d´Inca, pronto la imagen del Cristo. Dos horas después, tras no pocas paradas, llegaron a sa Indioteria donde se sumó el resto, con la imagen de la Virgen. De ahí a la Sang, cuatro horas más. Sin prisas, con las paradas correspondientes dado el peso de las imágenes transportadas a hombros, en ocasiones de mujeres, al son de los tambores y cornetas.
Veinte años de Marxa de l'Alliberament, de los cuales, catorce han sido llevando los pasos, Veinte años haciendo el mismo camino, unos con más gente que otros, unos con lluvia y viento, pero veinte años en los que la cita jamás ha dejado de producirse. Veinte años en los que los niños se ha hecho jóvenes y luego adultos, y los que empezaron de adultos se han hecho mayores, mientras que por abajo llega una nueva hornada de niños, que presumen de que sus padres y abuelos estuvieron alguna vez en la Marxa.
Al igual que en años anteriores, no ha faltado la ex alcaldesa y ex delegada de gobierno, Catalina Cirer que ya hacía el recorrido desde la Plaça d'Espanya en tiempos de delegada de gobierno y alcaldesa. Y al igual que en años precedentes, al menos los que lleva en el poder municipal, ausencia de la actual alcaldesa y su equipo de gobierno.

u COMO EN OTRAS EDICIONES
Anteayer, cuando la Virgen tomó la cuesta de la Sang, le salió al encuentro la Verge de la Salut. Y como en otras Marxas, en la puerta de la Sang esperaba el obispo, que este año se dirigió al caminante hablándole del paro y de la gente que lo padece; paro que destruye a muchas familias y que deja malparados a los más débiles, que son los mayores y los niños, «por lo que vamos a rogar, como también por los que están enfermos».