Matas terminó de declarar en torno a las doce de la noche. El ex president ha respondido durante más de veinte horas a lo largo de dos maratonianas jornadas. | Pere Bota

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El ex president del Govern Jaume Matas lo negó casi todo en el maratoniano interrogatorio al que fue sometido ayer, pero se enfrenta hoy a la más que probable petición de fianzas millonarias por parte de la Fiscalía Anticorrupción. La vista acabó anoche cerca de las doce, y hoy están citados Matas y su cuñado Fernando Areal, defendidos por el abogado Rafael Perera, para conocer el alcance de las medidas cautelares.
Por la mañana, el tono del interrogatorio a Matas fue subiendo en intensidad a medida que se iban abordando los aspectos más relevantes del 'caso Palma Arena'. El ex presidente, no obstante, se mantuvo en firme en negar todos los supuestos que le incriminan en la causa y repitió muchas veces la frase «soy responsable sólo de las decisiones políticas».
Por la mañana, los fiscales anticorrupción Juan Carrau y Pedro Horrach le preguntaron a Matas por lo que consideran irregularidades manifiestas, como la inexistencia del procedimiento administrativo que amparara y justificara las modificaciones sucesivas en los contratos adjudicados. La cubierta del velódromo, por ejemplo, adjudicada por 5.914.778 euros, se terminó pagando 17.968.628,980 euros, según el Ministerio Fiscal. Matas insistió en que no sabía «nada», o que escapaba a sus competencias justificar ese sobrecoste de 12 millones de euros.
Con respecto a la ausencia del procedimiento administrativo que amparara el contrato de los arquitectos del Palma Arena, Luis y Jaime García Ruiz, contratados por más de ocho millones de euros y medio de euros después de la destitución de Ralf Schürmann, Matas admitió que les «conocía», pero que no fue el responsable de su contratación. Ahí entró en contradicción frontal con lo declarado por los arquitectos.
Llamada
Éstos afirmaron que el entonces president les telefoneó personalmente. Ayer, Matas negó esa llamada de forma rotunda. En ese contrato no se siguió el procedimiento que marca la ley para las administraciones públicas, según consta en el sumario. El juez Castro impuso en su momento una fianza civil de 1,2 millones de euros a los hermanos García-Ruiz, para hacer frente a la responsabilidad «frente a la posible defraudación a la Administración».
Con respecto al arquitecto alemán Ralf Schürmann, despedido y sustituido por los hermanos García Ruiz, Matas negó haberle recibido en su casa en una reunión celebrada en noviembre de 2004 en la que se habría definido el equipo que dirigiría la obra. Schürmann declaró que en esa reunión Matas le impuso como colaboradores a los García Ruiz, pero el ex presidente rechazó ese extremo con rotundidad.
Según declaró en propio Schürmann, a la reunión en la casa de Matas asistieron también el director general de Esports, Pepote Ballester, y los hermanos García Ruiz. Schürmann entendió que Matas «le imponía» a sus colaboradores, a quienes parecía unido por una fuerte amistad. De hecho, declaró que quedó sorprendido por la familiaridad, sonrisas y abrazos que se dispensaron durante el encuentro el presidente y los dos arquitectos. Matas también negó haber tenido conocimiento de que buena parte de las modificaciones del presupuesto de las obras no tuvieron ningún procedimiento administrativo que las justifique ni ampare.
La cubierta del pabellón costó casi 18 millones, pero fue adjudicada por menos de 6. «De eso no sé nada», dijo el ex presidente del Govern.