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Los comedores de los centros escolares de Baleares dispondrán de pescados frescos como el «gerret» (caramel), el jurel, la merluza o la morralla en forma de hamburguesas, caldo o croquetas, a partir de una iniciativa para fomentar su consumo entre los menores así como facilitar su comercialización a los pescadores.

La iniciativa, promovida por la Conselleria de Agricultura y Pesca, se ha desarrollado durante las últimas semanas como experiencia piloto en el colegio público Practiques de Palma y se extenderá a gran escala, según ha anunciado el Govern.

En función de esta iniciativa, las cofradías de pescadores agrupadas en OPMallorcamar aportan el pescado fresco y se encargan de transportarlo a las instalaciones de Amadip-esment, que se encarga de su manipulación y transformación en productos de consumo como hamburguesas, caldo o salchichas de pescado y los suministra a las empresas de catering que abastecen a los centros escolares.

La Conselleria de Agricultura y Pesca ha destacado que la puesta en marcha de este proyecto a gran escala «dará una nueva salida para que los pescadores de las Islas puedan comercializar sus productos».

En los próximos días, las empresas de catering y representantes de OPMallorcamar y Amadip-esment se reunirán para poner en marcha a gran escala la experiencia piloto que se ha llevado a cabo en las últimas semanas.

La consellera de Agricultura y Pesca, Merce Amer, ha destacado la importancia que tendrá para los niños, desde el punto de vista nutritivo, el consumo de pescado fresco.

Amer también ha resaltado que los pescadores encuentren nuevas formas de comercialización para el pescado fresco, especialmente aquel con precios bajos y de difícil comercialización como las especies que se han incluido en este proyecto.

La introducción de estos pescados a las escuelas «permitirá también que las nuevas generaciones conozcan las cualidades nutritivas de unas especies que, históricamente, han formado parte de la cultura gastronómica» de Baleares, según Amer.

La Conselleria ha señalado que el consumo de productos locales también contribuye a reducir los gastos y la contaminación fruto del transporte y del embalaje. El consumo local racionaliza los costes y beneficia directamente la economía local, al mismo tiempo que sostiene un tejido social y empresarial en el mundo pesquero.