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La actual coyuntura económica ha puesto en conflicto los intereses de la Sociedad Civil de la Real Cartuja de Valldemossa (integrada por siete propietarios) y los de la parroquia del municipio. Desde hace más de veinte años, existe un convenio mediante el cual dicha sociedad 'alquila' por un importe fijo anual varias dependencias a la parroquia, entre ellas la iglesia de la Cartoixa para que forme parte del recorrido turístico. Éste, por el que se cobra ocho euros, incluye también las celdas y el Museu Municipal.

En la revisión de este convenio, la sociedad ha propuesto, dada la bajada de ingresos y el volumen de visitantes, una reducción de la cuantía de este alquiler. Desde la parroquia aseguraron que han rechazado esta oferta, ya que con lo que reciben actualmente, y tras pagar los gastos corrientes y entregar el 30% al Obispado, apenas pueden dedicar nada a las obras de mantenimiento, conservación y restauración de la citada iglesia. De este modo, afirmaron que la solución llega por no renovar el convenio, que expira el 28 de febrero, y asumir la explotación de las visitas a la iglesia de la Cartoixa.

Lo que para una parte parece una ruptura definitiva, para el presidente de la Sociedad Civil de la Real Cartuja de Valldemossa, Jaume Capllonch, y para el ecónomo de la Diócesis de Mallorca, Juan Servera, no hay nada cerrado y queda tiempo para llegar a un acuerdo. «La voluntad de los socios no sólo es que este convenio siga adelante, sino que se ha ofrecido que la parroquia entre a formar parte de la sociedad con porcentajes importantes», declaró Capllonch, quien subrayó que «el Ajuntament de Valldemossa volverá a contactar para tratar de llegar a un acuerdo».

Alternativas
Ante un definitivo desacuerdo, la parroquia ya ha previsto cómo gestionar la explotación. El párroco de Valldemossa, Ricardo Ramos, dijo que tratarían de ampliar la oferta para los turistas con visitas a los campanarios. Además, las entradas tendrían un precio de entre 1 y 2 euros, lo que garantizaría ingresos suficientes para poner en marcha otros proyectos y para generar nuevos puestos de trabajo. «Si aceptáramos la actual propuesta casi nos veríamos obligados a devolver la subvención que nos han dado para arreglar el tejado, porque no podríamos asumir el resto del coste del proyecto», comentó.

Si este conflicto no se soluciona, los turistas deberán pagar dos entradas para ver el conjunto histórico de la Cartoixa de Valldemossa, que en 2009 visitaron unas 201.800 personas.