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L.MOYÀ S'Escorxador acogió ayer noche una tensa reunión entre unos 250 vecinos y comerciantes de la zona de Blanquerna con el Ajuntament de Palma. El encuentro dejó patente la división que el proyecto de eje cívico previsto en la zona ha generado, una división que se demostró cuando, tras una hora, unos 100 asistentes abandonaron la sala asegurando que sus preguntas no estaban siendo contestadas.

Las principales preguntas que los asistentes realizaron se centraron en tres aspectos: los aparcamientos, la inseguridad ciudadana y la necesidad de consensuar la propuesta. Algunos de los vecinos criticaron que Blanquerna pase a ser zona azul y denunciaron la posible peatonalización, porque supondría «matar una zona que, en la actualidad, está viva», en palabras de una de las personas presentes. El otro punto del debate se centró en la inseguridad que, según algunos vecinos, generaría la peatonalización.

Otros de los presentes, por su parte, apoyaron el proyecto previsto por Cort. «La propuesta pondrá en valor los derechos de los peatones», aseguró una vecina.

Los regidores Joaquín Rodríguez, Francisco Donate, Joana Maria Borràs y Cristina Ferrer se encargaron de responder a las dudas de vecinos y comerciantes. Los cuatro recordaron que la zona «no se peatonalizará en su totalidad» y que «se está negociando» el uso que se le dará. «De momento, las obras se destinarán a arreglar el subsuelo, mejorar el alumbrado y a soterrar los contenedores», aseguró Donate. El momento más tenso se produjo cuando Donate afirmó que «el equipo de gobierno defenderá los intereses de la mayoría». Ése fue el instante en que parte de los asistentes abandonaron la sala.