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Un 280 activistas propalestinos se manifestaron en Palma y llevaron al Consulado de Estados Unidos (objetivo último de la marcha que se inició en Es Born, ante la Delegación del Gobierno) un mensaje claro al nuevo inquilino de la Casa Blanca, Barak Obama: que rompa con años de apoyo político y militar a Israel y que condene claramente su actuación en Gaza. «Obama, presidente, condena la masacre», corearon decenas de voces ante el Consulado de los Estados Unidos.

La marcha se desarrolló de forma pacífica entre Es Born y Porto Pí, a lo largo del Passeig Marítim.
A la marcha, aunque en silencio, se sumó una delegación de Mujeres de Negro. Una activista palestina de esa organización entregó en el Consulado una carta dirigida a Obama en un sobre en que podía leerse «In Gaza, you can», en referencia a lema de su campaña «yes, we can» (»sí, podemos»). También se entregó el documento oficial de la plataforma por Palestina, la organización convocante. Pedía que cambiara su postura oficial y dejara de apoyar a Israel. Laura Camargo, su portavoz, instó a que Estados Unidos exija el cumplimiento de las resoluciones de las naciones Unidas.

Mujeres de Negro, además, difundió una carta que la organización ha remitido al ministro Moratinos. «Es urgente que estos crímenes se investiguen de manera completa, independiente e imparcial y para ello es necesario que se desplacen tanto al sur de Israel como a la franja de Caza observadores de los derechos humanos», explicó Leonor Taboada, activista de esta organización en Mallorca.

Al principio de la marcha, en Es Born, se desplegó una gran bandera palestina que fue sostenida por decenas de personas que reclamaban el fin del bloqueo y un juicio a «los asesinos de niños».

Dirigentes de Izquierda Unida se sumaron al inicio de la marcha, entre ellos Eberhard Grosske o Miquel Rosselló. Pero no completaron el recorrido. Grosske afirmó que tenía que representar al Consistorio en otros actos que se celebraban a continuación. El que sí aguantó hasta el final fue Antoni Verger, director general de Mobilitat, que es fijo en este tipo de concentraciones.

En el Consulado de Estados Unidos, no se sabe si es un símbolo del cambio, no se puso ninguna objeción a que un grupo de manifestantes entrara y dejara sus misivas. La policía acompañó a la marcha durante todo el trayecto y se encargo de regular el tráfico, que tuvo que ser cortado.