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Hoy, día 1 de marzo, es el Dia de la Comunitat Autònoma y es la fecha elegida para dar el pistoletazo de salida oficial a lo que constituye un hecho histórico en Balears: la puesta en marcha de la radiotelevisión autonómica. Aunque sólo podemos ver contenidos durante esta jornada y el grueso de la programación se haga esperar todavía hasta mayo, para ser completada en septiembre, es un hito importante. Y aunque su creación no responde a una demanda exigida por la sociedad balear, probablemente por la existencia en las Islas de una muy amplia oferta televisiva, es obvio que su nacimiento debe ser considerado como muy positivo ya que enriquece el panorama informativo de Balears. El retraso de casi veinte años con que llega respecto a otras comunidades debe servir para evitar caer en los errores clásicos de todas las televiones públicas: su dependencia del gobierno de turno y su descomunal déficit económico. Hay que desear que IB3 sea un medio de comunicación que refleje la pluralidad política y social de nuestra sociedad. Y que su funcionamiento no suponga una carga excesivamente gravosa para el erario público. Ojalá que el sistema de producción externa, en el que basará casi toda la programación, permita una adecuada racionalización de los gastos. En estos momentos iniciales y antes de que sea demasiado tarde, deberían tomarse todas las medidas para que en el futuro no haya que recurrir a un «comité de sabios» para solucionar los males de la radiotelevisión autonómica.

Al margen de ello, hay que destacar dos aspectos primordiales: que debe ser el vehículo ideal para fomentar el uso de la lengua propia de las Islas y que debe servir para que cada ciudadano de Balears pueda conocer y valorar las peculiaridades de las otras islas. Bienvenida sea, pues, IB3 con el deseo de que no defraude las expectativas creadas.