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Los hermanos Aníbal, Iris y Vilma Riera Albornoz ratificaron ante la comisión judicial de Balears desplazada a Santa Fe que su voto fue «libre» y que nadie les presionó para favorecer a un determinado partido político en las elecciones autonómicas de 1999, que dieron origen al «caso Formentera». Reconocieron, no obstante, que no rellenaron los formularios para inscribirse en Formentera, ya que ese trámite lo hizo una hermana «que es maestra», aunque sí procedieron a firmarlos.

Los abogados de las acusaciones particulares, Ascensión Joaniquet y Miquel Más, en representación del PSIB-PSOE, EU-EV y PSM, y de la defensa, Rafael Perera, discreparon de forma abierta al finalizar el larguísimo primer turno de preguntas. Cinco horas duró la comparecencia de los primeros tres testigos, residentes en Santa Fé, con raíces baleares, celebrada bajo la presidencia del juez argentino Francisco Miño en el Juzgado Federal número 2 de Santa Fe.

Los abogados de la acusación creen que tras escuchar a los hermanos Riera Albornoz, se sigue avanzando en la investigación de lo que califican de «el mayor atentado contra la democracia en Balears», y que ha quedado «absolutamente desmontada la patraña de la compra de una casa en Formentera», y que por lo tanto esa cuestión, «ya no es una coartada (para su inscripción masiva en esa Isla), porque quedó acreditado que esa decisión fue posterior». Reiteraron que los tres testigos participaron en la Operación Añoranza, no pagaron el viaje y «ninguno rellenó el formulario, aunque lo firmaron». También, se mostraron sorprendidos de que los testigos no conocieran las opciones políticas, y que al parecer, «votaron al tún tún».

«Una de las hermanas dijo que se había inscrito en Formentera porque su padre había nacido allí, cuando en realidad lo hizo en Sant Antoni de Portmany», señalaron.

Perera, por su parte, discrepó de forma abierta con sus colegas y afirmó: «No se ha demostrado ni ha habido ningún indicio que pueda suponer la existencia de un fraude electoral. Las personas que han declarado ratificaron lo que ya dijeron en la comisión rogatoria que se remitió en su momento. Han reconocido sus firmas, y cuando se les enseñó las hojas de declaración, se han reafirmado en su contenido y en sus firmas. Entiendo que de ninguna manera se induce o se infiere ni se aportan indicios de que ha existido el fraude electoral».

Con respecto al hecho de que no habían rellenado los formularios, el letrado reiteró que en un impreso «lo que vale es la firma».

«Se trata de gente con poca cultura, humildes: Una dijo que se la había rellenado una hermana. Son cosas muy verosímiles y no creo que el hecho de que yo presente una reclamación ante un organismo y que lo rellene una hermana porque es maestra, como explicó, me parece que no es una irregularidad administrativa», subrayó.

Para el letrado de la defensa, «a ninguno de ellos se le torció el sentido del voto ni se le indujo. Todos ellos dijeron que votaron libremente».

Asimismo, con respecto a la inscripción de todos los testigos en Formentera, Perera dijo que «fue una decisión personal de cada uno de ellos». «Nadie fue presionado, ni menos hubo una suplantación de personalidad. La pregunta del magistrado fue clarísima en ese aspecto al insistirles si alguna persona le indujo, le recomendó o prometió algo para que usted votase por un determinado candidato, y todos dijeron que no».