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Bajo el dicho popular «Santa Margalida l'encén, Sant Bernat l'apaga», y a pesar de las elevadas temperaturas que se padecieron, se concentraron durante todo el día de ayer en el Monestir de la Real los devotos de Sant Bernat para rendir su personal homenaje a este «monje blanco» en su festividad. Aunque el momento de máxima participación se dió a partir de las 19.30 horas, la celebración comenzó a las 11 de la mañana con el oficio a Sant Bernat, presidido por el vicario episcopal de Palma, Bartomeu Tauler. Una hora y media más tarde, se realizaron las corregudes de joies en el camino de la Real.

Ya por la tarde, los alrededores del Monestir se inundaron de gente, deseosa de bendecir la tradicional alfabeguera, con la que son agasajados los fieles. Hace algunos años, los romeros cortaban las ramas de las macetas que estaban en la capilla junto al Santo, dejando las macetas vacías. Debido a esta dejadez, se trató de que se respetará estas plantas y a cambio se les daría a todos los visitantes una ramita de tan apreciada albahaca. Así, fueron muchos los devotos, que abandonaron el recinto con la rama en la mano.

Los distintos puestos de golosinas, comida rápida, bebidas refrescantes y detalles varios congregó a bastantes curiosos que se desplazaban hasta allí para pasar el rato, con la excusa de venerar al santo. La velada concluyó con un espectáculo de boleros por parte del grupo Al Mayurqa y con la gran traca final que dejó boquiabierto al público presente.

Las fiestas de Sant Bernat ya se celebraban en el año 1241, y en 1441 los molineros le eligieron patrono. Hace algunos años, a petición de entidades de la zona y del propio monasterio, se decidió darles un nuevo impulso. En esta ocasión la celebración se ha prolongado durante dos días, debido a que el domingo de romería no ha coincidido con la festividad de Sant Bernat, como sucedió el año pasado.