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La consellera de los Serveis Socials del CIM, Josefina Sintes, reconoció ayer el «alarmante aumento» del número de casos de adolescentes con problemas de conducta, absentismo escolar y transtornos psicológicos que registró el año pasado el Servicio de Protección al Menor y Atención a la Familia. Con 790 diligencias abiertas en 2000, este servicio vio duplicado ese año el número de intervenciones con respecto al anterior, un incremento que se debe tanto a estos casos de jóvenes violentos, como al aumento de jóvenes inmigrantes.

La consellera aclaró que «cada vez nos llegan más demandas de maestros y de padres que se sienten maltratados por sus hijos -en muchos casos chicas-, a los que ya no pueden controlar». La principal causa de este problema, consideró, «es, sin duda, la falta de vínculo de estos adolescentes con sus padres. Son jóvenes que tienen de todo, pero les falta la relación o el contacto necesario con sus progenitores».

Por eso, desde el Consell se reclamó «un pacto interinstitucional mediante el cual poder dar una respuesta efectiva a este problema, algo que ahora no somos capaces de hacer», reconoció. La responsable insular presentó ayer la memoria de 2000 del Servicio de Protección al Menor y Atención a la Familia, que ha sufrido una profunda reestructuración. A lo largo del año, el servicio abrió 790 diligencias, de las que 195 dieron lugar a la apertura de un expediente jurídico.

Del total de casos nuevos, 350 llegaron derivados de la policía, 132 de los servicios sociales, 113 de las familias, 50 de los servicios escolares, 41 de la fiscalía o juzgados, 15 de los servicios sanitarios y 89 de otros varios. Otro dato se refiere a las tutelas de menores, de las que se ejecutaron 103 y 57 se dieron por finalizadas. Además ejecutaron 74 declaraciones de riesgo y se llevaron a cabo 215 guardas de menores y otras 158 se cesaron.