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En el marco de las celebraciones del Día de las Fuerzas Armadas, el Castell de Sant Carles inauguró ayer la primera exposición dedicada a las miniaturas militares. Tradicionales soldados de plomo de distintas épocas dispuestos en perfecta formación, que ocupan las vitrinas ubicadas en las bóvedas de la fortaleza. Según indicó a Ultima Hora el responsable de la muestra, Victorino Anguera, se trata de colecciones únicas y en algunos casos irrepetibles, que ponen de manifiesto el minucioso valor artesanal de las figuras y la dedicación al detalle de sus poseedores.

José Sendra posee una colección superior a las 5.000 piezas y tienen un carácter exclusivo. A lo largo y ancho de los estantes con fondo rojo, alinea escuadrones de caballería integrados por los húsares y dragones que caracterizaron los ejércitos del siglo XIX y parte del XX. «La época romántica de los uniformes dio paso a la funcionalidad, a partir de los años 30», indica. Así, y como curiosidad, expone el que fue último escuadrón de caballería con casco, de Barcelona, datado en los años cuarenta.

«Los trompetas debían llevar el caballo blanco para hacer visibles las órdenes y los penachos pasaron a ser negros con la República», son algunos de los detalles que recuerdan los coleccionistas y fabricantes, como Vicente Mayol, que participa junto a David Rives e Isidro Payá. Una afición cuyo proceso de fabricación se muestra en sus diversas fases, desde la materia prima (el plomo con antimonio) que rellena el molde a partir de las láminas que sirven de modelo. Auténticas joyas artesanales de difícil tasación por su carácter exclusivo, por las que en algunos casos se han pagado hasta medio millón de pesetas. Las figuras planas componen otra vitrina, abierta a cualquier tema y en el que figuran cuadros anecdóticos, como los modelos de Goya, con la maja desnuda incluida, junto a números circenses.