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Es uno de los personajes más conocidos en el Reino Unido, porque ha sabido combinar en una misma persona la popularidad de un famoso, el éxito en los negocios de un gran magnate y la naturalidad del hombre de la calle. Se llama Richard Branson y entre sus actividades están las líneas aéreas, el negocio turístico, la discográfica, el sector alimentario y hasta esporádicas apariciones en series de televisión como «Friends», donde hace el papel de un pobre hombre, un divertido guiño a la realidad.

Hace años que recaló en Mallorca, isla que considera «un paraíso», para desarrollar aquí varios negocios relacionados con el turismo y la hostelería y ayer, cuando regresaba a Londres para ocuparse de sus empresas tras pasar aquí unas cortas vacaciones, quiso hablar con la prensa para comunicar sus impresiones sobre su estancia entre nosotros. Según los medios de comunicación británicos, Richard Branson es el décimo hombre más rico de su país, lo que equivale a colocarse entre los más poderosos del mundo, pues acumula una fortuna de 1.200 millones de libras esterlinas, nada menos que unos 300.000 millones de pesetas. Pese a ello, no abandona su imagen de hombre de la calle.

En una entrevista, que publica hoy íntegramente Ultima Hora en su edición de papel, Richard Branson afirma que «Mallorca es un paraíso. Tiene un potencial turístico enorme, todavía sin explotar. Es un destino vacacional fantástico. De hecho, estoy encantado con el éxito que está teniendo La Residencia de Deià. Pero tengo otros planes. Son más bien planes agrícolas, no tanto turísticos. En Son Bunyola había antiguamente una enorme tradición vinícola. Se cultivaban aquí buenos vinos y yo voy a recuperarlos. Plantaré viñas y dentro de dos años espero poder empezar a elaborar mis propios vinos. Mi empresa, la Virgin, tiene ya departamentos dedicados a refrescos, a licores y ahora tendremos vinos mallorquines».