TW
0

El catorce de septiembre de 1952 llegó a Palma la admirada actriz cinematográfica de nacionalidad francesa, Joan Fontaine. La bellísima estrella de la Metro Goldwin Mayer llegó a nuestra isla para descansar unos días tras haber filmado en Sitges la película «Érase una vez», junto al galán francés Louis Jourdan. Pocos meses antes había rodado en Italia, junto a Joseph Cotten, el film «Paraíso prohibido», que ese mismo año estrenaría en el hoy desaparecido cine Born de Palma. Desde que Joan Fontaine llegó a la Isla, una verdadera legión de cazadores de autógrafos la perseguía sin descanso.

Y es que no podían olvidar el rostro de aquella mujer que protagonizó «Rebeca» junto a Laurence Olivier y cuyo nombre iría por siempre unido al título de la exitosa película. No fue fácil para sus admiradores alcanzarla pues, recluida en el hotel Formentor, huía del público como el Demonio de la Cruz. Sin embargo, Planas Montanyà asegura que la actriz no hizo gala de su divismo cuando se citó con ella para realizar un hermoso reportaje gráfico. Orgulloso del mismo, Planas llamó a Tomeu Boadas del hotel Formentor para que informasen a la bella de que en sus fotografías había quedado espléndida.

La joven Joan Fontaine se presentó en la tienda de la calle Colón el mismo día. Tal era su ansia de recoger las fotos que no se cambió de ropa. Llegó con unos minúsculos shorts y una ceñidísima blusa. Se armó tal aglomeración delante de «Casa Planas», que los guardias municipales se vieron obligados a restablecer el orden. Mientras tanto, Planas sonreía henchido de orgullo.