Imagen del ministro de Exteriores ruso. | Efe

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La llegada este lunes del representante ruso a Bali (Indonesia) con motivo del encuentro de los líderes mundiales del G20 ha sido accidentada. Vladímir Putin no se ha trasladado por el momento hasta el país asiático, y sí lo ha hecho su canciller, Sergei Lavrov. Algunas fuentes afirman que el ministro de Relaciones Exteriores ruso ha sido llevado al hospital nada más aterrizar, aunque el Kremlin ha negado este extremo, calificándolo como «el colmo de la falsificación».

La noticia salta a raíz de una publicación de la agencia internacional Associated Press, que citando a funcionarios indonesios dijo que Lavrov fue llevado al hospital después de llegar a la isla indonesia de Bali para la cumbre del G20. «Esto, por supuesto, es el colmo de la falsificación», dijo al respecto la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Maria Zakharova.

«Pues esperen a ver una exclusiva mundial» concluyó irónicamente la portavoz, que publicó segundos después en Twitter un vídeo de Lavrov en bermudas y camiseta trabajado al aire libre. En el vídeo Zajárova le comenta al ministro de Exteriores la noticia de su supuesta hospitalización a lo que este replica: «También de nuestro presidente (Putin) desde hace unos diez años escriben que está enfermo». «Este es un juego que no es nuevo en política», dijo Lavrov, y deseó a los periodistas occidentales «ser más honestos, escribir la verdad y no limitarse en su reportajes a un solo punto de vista».

El gobernador de Bali, I Wayan Koster, ha señalado que Lavrov acudió al hospital de Sanglá un día después de llegar a la isla de Bali para una «revisión», si bien poco después abandonó el centro médico con «buen estado de salud», tal y como ha recogido el diario indonesio The Jakarta Post.

Se espera que la cuestión de la guerra de Ucrania sea uno de los temas principales en el encuentro de líderes mundiales del G20 en Bali, Indonesia. Al respecto, este mismo lunes, Rusia ha rechazado la exigencia de retirar a sus soldados del país vecino como señal de buena voluntad para entablar unas conversaciones de paz que pongan fin a la guerra que arrancó el 24 de febrero por orden de Putin.