Una trabajadora médica prepara tabletas de yodo para los residentes en una oficina de la administración local al este de la ciudad que alberga la planta atómica más grande de Europa. | Reuters

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La catástrofe de Chernóbil sigue fresca en la memoria colectiva de Ucrania. Por ello, el hecho de que las autoridades rusas que controlan la central nuclear de Zaporiyia desde el comienzo de la invasión, a finales del pasado mes de febrero, estén repartiendo pastillas de yodo y enseñando a los residentes a utilizarlas para protegerse en caso de fuga de radiación está cargado de significado.

El temor de que se produzca un accidente nuclear de consecuencias impredecibles va en aumento en los últimos días, mientras a pesar de todas las peticiones desde múltiples ámbitos no cesan los enfrentamientos, y de hecho Ucrania ha denunciado en las últimas horas un bombardeo sobre la ciudad de Enerhodar. «Provocan y tratan de chantajear al mundo», ha esgrimido una fuente local.

Los modelos predictivos ante una eventual emergencia nuclear en Ucrania muestran la rápida dispersión de la radiación en el país del Este de Europa, una consecuencia de la cual no se librarían las regiones rusas más cercanas, según afirman los expertos en la materia. De hecho, el ente ucraniano de la energía Energoatom vaticina que el resultado de un posible accidente grave en la central nuclear sería una nube de radiación que cubrirá parte del sur de Ucrania y el suroeste ruso.

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Toda la comunidad internacional y Ucrania han pedido en múltiples ocasiones que se retire el equipo y personal militar de la central nuclear para garantizar la desmilitarización del enclave, y de este modo que los ataques se alejen de los reactores y los depósitos de material nuclear. Este lunes ha partido hacia allí una misión especial formada por especiales de la agencia de la ONU para la energía nuclear. Su principal intención es supervisar el estado de las instalaciones tras varios meses de guerra a su alrededor. Ambas partes en liza se reparten acusaciones sobre la autoría de las maniobras y ataques que rodean la gran planta atómica, la mayor de toda Europa.

Por contra Rusia ha informado de que este pasado fin de semana se han producido nuevos bombardeos ucranianos en la planta de Zaporiyia. En concreto, nueve proyectiles disparados por la artillería ucraniana cayeron en los terrenos de la planta, dijo el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov. «En estos momentos, el personal técnico a tiempo completo está supervisando el estado técnico de la central nuclear y garantizando su funcionamiento».

«La situación de la radiación en la zona de la central nuclear sigue siendo normal», aseveró. Según la agencia estatal de noticias rusa las autoridades de la zona han derribado un dron ucraniano que planeaba atacar el almacén de residuos nucleares de Zaporiyia, cuyos reactores quedaron desconectados de la red eléctrica la semana pasada debido a los bombardeos.