Kadyrov hace un uso intensivo de las redes sociales, especialmente de Tiktok, donde promulga sus misivas e intimidaciones de toda clase. | Reuters

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El líder checheno, Ramzán Kadyrov, es un personaje tan curioso como siniestro y peligroso. Famoso por gobernar la república rusa de Chechenia con puño de hierro y aplastar sin contemplaciones todo atisbo de disidencia, sus arengas a las tropas marcaron los primeros compases de la invasión rusa de Ucrania y es un usuario avanzado de las redes sociales y las nuevas formas de propaganda y desinformación. Las fuerzas chechenas apoyaron a las rusas y prorrusas del Donbás en la toma de Mariúpol, y actualmente sus efectivos se hallan luchando por obtener el dominio completo de Lugansk y Donetsk, al este de Ucrania.

En este tiempo Ramzán Kadyrov no ha estado de brazos cruzados. Hace pocos días lo vimos en las redes sociales en una visita a Arabia Saudí en el marco de la segunda fiesta religiosa más importante del Islam, el Eid al-Adha. Allí ha dejado unas reveladoras declaraciones, y circulan en determinados círculos fotografías del presidente checheno con las autoridades locales, las que tan solo unos pocos días antes habían recibido al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en su gira por los feudos de los principales actores de la política internacional en Oriente Medio.

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«Combatir a Rusia no es una película de acción de Hollywood. ¡Preparad las banderas blancas, aun no hemos empezado en serio! Lo que la llamada Unión Europea no entiende es que a Rusia no le importan sus sanciones, su gente siempre es lo primero. Desarrollamos un plan para desmilitarizar a los países de la OTAN y el primero en línea recta tras la captura de Kiev es Polonia». Estas palabras atribuidas al líder checheno en su estancia arábiga dan más argumentos a los ucranianos, que piden al mundo que les den armas para repeler la agresión rusa.

Pero hay más. Un lugarteniente de Kadyrov ha aparecido recientemente en la televisión estatal rusa afirmando que los chechenos participan en Ucrania en una «guerra santa» contra el movimiento LGTBI y el Anticristo, encarnado por Occidente y sus valores modernos que se apartan del tradicionalismo más ortodoxo. Por eso ha afirmado que espera que Rusia se enfrente a la alianza atlántica más pronto que tarde. Al respecto, una fuente de Defensa ucraniana resalta que «muchos creen que Kadyrov y su ejército de TikTok son la Chechenia real. No, los chechenos odian a Kadyrov y a Putin, recuerdan Grozni. La hora de los dictadores siempre llega» sentencia.

Esa referencia recuerda el bombardeo indiscriminado de la capital chechena por parte de las tropas rusas respaldadas por Kadyrov padre, en su objetivo de aplastar la disidencia al dominio implacable del Kremlin en el Cáucaso. En las operaciones militares de la batalla de Grozni, entre 1994 y 1995, se estima que murieron miles de civiles, a pesar de que el asalto inicial resultó en bajas muy altas para el ejército ruso y una crisis casi total de la moral de sus fuerzas. Precisamente estos días han aparecido voces de disidencia en Chechenia que darían la razón a la representante ucraniana. También pasquines en hoteles de Kemer (Turquía), en la costa mediterránea, que acusan a Kadyrov de asesinar a niños y ser un mentiroso, al tiempo que piden justicia para sus víctimas.