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El ministro del Interior de Ucrania, Denys Monastyrskyi, informó en rueda de prensa que en Vinnytsya murieron al menos 23 personas, y cerca de noventa habían resultado heridas, la mitad de ellas de gravedad. Todas las vidas son especiales y su pérdida se antoja irreparable. La insoportable sangría de víctimas, que cada día se agranda, dejó en Vinnytsya tres menores muertos. Uno de ellos era Liza Dmytriyeva, tenía 4 años y esta es su historia.

Los medios de comunicación internacionales hace algunas horas que han puesto el foco en ella y en su familia, por su condición especial. Este lunes en las redes sociales observábamos imágenes de su entierro, con sus familiares desconsolados llorando mientras se despiden del cuerpo de su pequeña, antes de ser enterrada. La iglesia quedó pequeña para toda la gente que quiso despedirse de ella. Pero su historia empezó algo antes. Liza nació en 2018 y por aquel entonces en el este de Ucrania ya estaban poniéndose feas las cosas. Sin embargo, nadie imaginó que todo acabaría así.

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Antes de que el impacto de un misil de crucero sobre esta localidad bastante alejada de los combates segara su vida la pequeña Liza aprendía en un centro especializado. Ya manejaba sus primeras palabras y The New York Times la define como son los niños pequeños: «siempre feliz». En su casa la llamaban 'flor luminosa' y adoraba «limpiar el pasillo del centro de logopedia al que asistía y organizar los juguetes» según el rotativo norteamericano.

Su última visita al centro fue el jueves y de allí se marchó orgullosa, empujando su cochecito de bebé por el parque mientras paseaba con su madre. Horas después falleció como consecuencia de una acción armada en el marco de la invasión decretada el 24 de febrero por Vladímir Putin. En alguna imagen difundida a escala internacional por los medios de comunicación se aprecia su cochecito de bebé tirado en el suelo y manchado de sangre. Tres misiles de crucero habían golpeado la ciudad. Su madre quedó muy malherida, ha sufrido la amputación de una extremidad, por lo que sigue sedada en un hospital. En el funeral de Liza solo su padre lloraba desconsoladamente sobre el féretro. Hoy toda Ucrania arropa a su familia. Descansa en paz, pequeña.