Fotografía de archivo fechada el 24 de noviembre de 1978 que muestra al entonces presidente peruano Francisco Morales, durante una cena de gala ofrecida por los Reyes de España, en la Embajada española en Lima (Perú). | Efe

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El general retirado Francisco Morales Bermúdez, presidente de facto de Perú entre 1975 y 1980 y que fue condenado a cadena perpetua en Italia por el Plan Cóndor, murió en Lima a los 100 años, confirmaron hoy sus familiares. "Había cumplido 100 años, estaba un poco delicado. Se le presentó un desbalance general del cual al final no se pudo restablecer, no pudo salir", declaró a la emisora RPP su hijo Remigio Morales, quien fue ministro del primer gobierno de Alan García (1985-1990). La información había sido adelantada en Twitter por el exjefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas César Astudillo, quien detalló que Morales Bermúdez falleció a las 23.30 horas de ayer, jueves, (04.30 GMT del viernes). Francisco Morales Bermúdez nació en Lima el 4 de octubre de 1921 y presidió desde 1975 la llamada "segunda fase" del gobierno militar de las Fuerzas Armadas, tras derrocar al también general nacionalista Juan Velasco Alvarado, que a su vez había dado un golpe de Estado contra el presidente constitucional Fernando Belaunde Terry (1963-1968).

En febrero pasado, el Tribunal Supremo italiano confirmó en vía definitiva una condena a cadena perpetua que impuso a Morales Bermúdez, acusado de la desaparición de italianos en 1980, como parte del Plan Cóndor, el sistema represivo de Latinoamérica. Italia empezó a investigar hace dos décadas el asesinato y desaparición de italo-latinoamericanos en el Plan Cóndor y en 2007 pidió el arresto de un total de 146 militares de las Juntas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Perú, Paraguay y Uruguay.

El paso del tiempo y la muerte de muchos acusados, así como la falta de permiso para proceder de Argentina, redujo notablemente la lista de imputados, aunque en julio el Supremo confirmó la cadena perpetua a catorce de ellos, once uruguayos y tres chilenos. Todos fueron condenados sin haberse personado en Italia, excepto el uruguayo Jorge Néstor Troccoli, el único que vivía en territorio italiano tras escapar de la justicia de su país y que cumple su cadena perpetua en la prisión de Salerno (sur).