Un hombre salta sobre una barricada en llamas en Mariúpol. | Reuters

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Las autoridades ucranianas han cifrado en más de 1.600 los cadáveres aún sin identificar, la mayoría de ellos en Kiev, que han dejado los combates con las fuerzas rusas desde que el presidente, Vladimir Putin, anunciara el inicio de la guerra el pasado 24 de febrero. La viceministra de Interior, Katerina Pavlichenko, ha dado dicha cifra según estimaciones de la Policía Nacional, aunque ha matizado que debido a la cantidad de territorios todavía bajo ocupación rusa el «panorama no está completo». Pavlichenko ha contado que la mayor parte de los casos registrados han tenido lugar en la región de Kiev y que el mal estado de algunos de ellos ha hecho imposible dilucidar las posibles tropelías que se cometieron contra las víctimas.

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«Entendemos que los invasores quemaron los cuerpos para ocultar las huellas de otros crímenes», ha valorado Pavlichenko, quien ha añadido que cada cuerpo se analiza individualmente para ver si antes de morir se produjo violencia sexual. «Donde es posible realizar exámenes corporales por violencia sexual, se realizan», pero «hay que decir que no todos los casos pueden ser investigados por violencia sexual», ha dicho.

A finales del mes de abril, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, estimó que cerca de unas 900 personas habían sido enterradas en fosas comunes solo en la región de Kiev y acusó a las fuerzas rusas y a las leales al Kremlin de intentar eliminar el rastro de «muerte» que han dejado a su paso. «A pesar de que los quemaron, encontraron nuevamente la tumba de 900 personas en la región de Kiev. Nadie sabe cuántas personas murieron», dijo entonces.